El electricista detenido confiesa que él robó el Códice Calixtino de la Catedral de Santiago

Lugar exacto del gcaraje donde se encontró el Códice Calixtino.
Lugar exacto del gcaraje donde se encontró el Códice Calixtino.
Policía Nacional
Lugar exacto del gcaraje donde se encontró el Códice Calixtino.

El electricista Manuel Fernández Castiñeiras, presunto autor material de la desaparición del Códice Calixtino hace ahora un año, confesó este jueves el robo. Su revelación llega un día antes de su declaración ante el juez instructor del caso, José Antonio Vázquez Taín, dos días después de su detención y solo 24 horas más tarde de que el manuscrito fuese encontrado en un garaje de su propiedad.

"Sí, fui yo quien robó el libro", reconoció Castiñeiras, quien fijó el día y la hora del robo a principios de julio de 2011 y "sobre las 12 de la mañana". "Hoy estaba inquieto, nervioso, se le veía intranquilo y finalmente ha confesado", explicaron fuentes de la investigación.

Este exempleado de la Catedral de Santiago de Compostela ha estado negando este hecho durante meses. De hecho, los agentes mantuvieron varios encuentros informales con él en los que llegaron a pedirle que devolviese la obra. Ahora no podía seguir "ocultándolo" después de que la obra fuese recuperada y de que los investigadores comprobasen que había comprado varias viviendas con dinero en efectivo.

Durante los registros también fueron encontradas otras obras y enseres que el acusado había sustraído de la catedral en los últimos años.

"No lo sé, no me acuerdo"

"No lo sé, no me acuerdo", así es como ha estado respondiendo todo este tiempo el principal sospechoso tanto al juez como a la Policía, según desveló este jueves el jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), Serafín Castro. Cuando se le preguntaba si había sido él, se limitaba a bajar la cabeza y a no contestar, y solo fue más allá en una ocasión después de que le dijesen "Manolo, que a ver si van a quemar el Códice". El respondió "no, no está quemado".

A partir de ese momento, la investigación se centró en él, descartándose a una treintena de sospechosos entre empleados de la catedral, trabajadoras de la limpieza y personal que pudieran acceder a esta joya histórica. Incluso se llegó a detener a otro individuo que aseguraba tener el libro pero que se demostró más tarde que "desvariaba", según la Policía.

La diferencia, explicó el jefe de la UDEV, es que Fernández tenía un motivación: su despido después de 25 años trabajando como electricista autónomo para la catedral.  "Le traicionó el subconsciente", añadió.

Fernández Castiñeiras sufrió un ictus (accidente o infarto cerebrovascular) hace 7 años, y estaba percibiendo una pequeña paga. Sus allegados dicen que solía asistir a misa en la catedral, frecuentar las cafeterías y dedicarse a los cuidados de un pequeño huerto.

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