Los pasajeros, que habían pasado la noche en los sanfermines, observaron que el conductor mostraba claros síntomas de haber bebido alcohol: se movía de forma extraña en el asiento y conducía sin un control total del vehículo, por lo que decidieron avisar por teléfono a la Guardia Civil. Los agentes le dieron el alto al chófer en el peaje de Zuasti. Le hicieron la prueba de alcoholemia y marcó cinco veces la tasa permitida para conductores de autobuses. Además, tenía retirado el permiso de conducir hasta el año 2012 por una sentencia de un juzgado de Santander. El conductor, de 53 años, natural y vecino de la localidad cántabra de Laredo, fue detenido como autor de un delito contra la seguridad del tráfico y otro por quebrantamiento de condena.