Obama promete ayudas a las familias hipotecadas cobrando impuestos a los grandes bancos

  • El plan ayudaría a 3,5 de los 10 millones que deben más de lo que vale su casa.
  • Obama pretende así evitar los desahucios "inapropiados".
  • Expertos creen que habría que ver la letra pequeña de esta medida.
  • Aseguran que esta norma no solucionaría el problema hipotecario español.
El presidente de EE UU, Barack Obama, pasea en el exterior de la Casa Blanca en Washington.
El presidente de EE UU, Barack Obama, pasea en el exterior de la Casa Blanca en Washington.
Kevin Lamarque / REUTERS
El presidente de EE UU, Barack Obama, pasea en el exterior de la Casa Blanca en Washington.

El mercado inmobiliario de EE UU vive una situación similar a la española. Estalló su burbuja inmobiliaria y ahora las familias pagan unas hipotecas enormes, porque deben al banco más de lo que valen sus casas. Y como en España los desahucios han aumentado en progresión geométrica.

Por ese vertiginoso descenso del precio de la vivienda en los últimos años, más de 10 millones de propietarios (uno de cada cuatro) deben ahora al banco más dinero que el valor de la casa que compraron en su día. Lo ha reconocido el propio presidente de EEUU, Barack Obama.

Lo hizo al presentar un plan para revitalizar el mercado inmobiliario que permitirá a millones de propietarios refinanciar sus hipotecas y aprovechar los actuales tipos de interés, históricamente bajos.

Propietarios "responsables"

Muchas familias han tenido que recurrir a la ayuda de programas públicos para evitar perder su casa, pero hasta ahora esas iniciativas han sido incapaces de hacer frente a la magnitud del problema. El plan presentado busca beneficiar, según la Casa Blanca, a 3,5 de los 10 millones de propietarios que deben más de lo que vale su vivienda.

Aquellos propietarios "responsables" que estén al día en el pago de sus hipotecas podrán refinanciarlas con préstamos a tasas de interés más bajas y garantizados por el Gobierno federal, lo que supondrá un ahorro anual promedio de unos 3.000 dólares.

Además de la refinanciación de las hipotecas, el nuevo plan de Obama contempla más protección para evitar desahucios "inapropiados", la venta de propiedades embargadas por agencias gubernamentales para que inversionistas privados las pongan luego en alquiler y mayor indulgencia con los propietarios que están desempleados.

"Los bancos y los prestamistas deben ser responsables para poner fin a las prácticas que ayudaron a causar la crisis", indicó hoy Obama, al tiempo que urgió al Congreso a aprobar este plan, cuyo costo estimado está entre los 5.000 y los 10.000 millones de dólares.

El segundo plan de Obama que lo intenta

El presidente plantea que la financiación provenga de la creación de un impuesto sobre los grandes bancos e instituciones financieras, lo que complica que el plan sea aprobado por el Congreso, donde la oposición republicana controla la Cámara de Representantes.

La nueva iniciativa pretende ser un complemento del Programa de Modificación de Vivienda Asequible (HAMP), que se acaba de extender hasta 2013, un año más de lo previsto, para ampliar la base de los participantes.

Lanzado en 2009, el HAMP tenía como objetivo modificar las condiciones financieras de casi 4 millones de hipotecas y evitar así nuevos desahucios, pero el Gobierno ha reconocido que hasta ahora apenas ha ayudado a reestructurar 900.000.

Una ayuda, pero a cambio de qué

Mercedes Salas, economista y asesora del programa de sobreendeudamiento a familias del Banco Mundial de la Mujer, cree que la refinanciación a bajo interés es una buena noticia: "es fabuloso pero hay que ver a cambio de qué se darán los bajos intereses y la letra pequeña: Si es a cambio de más garantías, ampliando plazos...".

En cuanto a si estas medidas serían posible en España, Salas se muestra bastante incrédula: "A los bancos en Europa se les inyecta dinero no se les pide, así que me parece impensable que soliciten impuestos a las grandes entidades financieras para poder bajar los interes a los hipotecados". De ahí que la economista también vea con dificultad que Obama pueda recibir el apoyo del Congreso para aprobar esta iniciativa.

Salas también opina que si en un supuesto de que España bajara los intereses a los hipotecados, el problema real podría persistir, ya que no son los intereses en sí el inconveniente para las familias sobreendeudadas, sino el alto precio al que adquirieron sus viviendas: "En España no hay un problema de intereses, el problema es la cantidad en sí" concluye.

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