La desconocida mujer china: historia de unas emprendedoras autónomas y madres

  • '20minutos.es' publica este reportaje que ha recibido ex aequo el primer premio ADPC de Periodismo no Sexista para Estudiantes de Ciencias de la Comunicación.
  • Su autora es la estudiante Raquel Piqueras.
Dos estudiantes chinas, frente a un portátil.
Dos estudiantes chinas, frente a un portátil.
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Dos estudiantes chinas, frente a un portátil.

La idea que tenemos sobre la mujer china a menudo es difusa y llena de prejuicios, aún cuando, en los últimos años, muchas de ellas se han establecido en nuestro país. Según los datos del 2010 del Instituto Nacional de Estadística, en España residían 4.295 mujeres chinas frente a 4.012 hombres. El perfil de la mujer china es, además, el segundo en cuanto a cotizantes a la Seguridad Social en régimen de trabajadoras autónomas, superando incluso a sus compatriotas chinos.

Cuando nos adentramos en el restaurante de Carmen Chen en Sabadell (Barcelona), una oleada de orden y precisión nos invade. El personal no para de trabajar, y eso que el restaurante, a las cinco de la tarde, está vacío. Carmen nació en Panamá, aunque proviene de una familia china con la mayor parte de familiares viviendo en Asia. Actualmente, es la propietaria de tres restaurantes en el Vallès Occidental.

Mujeres y hombres desarrollan las mismas actividades en el negocio: "Cuando llegan deben conocer el oficio y el idioma. Primero trabajan en la barra o en la cocina y, a medida que aprenden castellano, pueden servir mesas". Sus dos niños se divierten hablando en catalán entre ellos, porque Carmen no los entiende.

Ahora están perfectamente integrados, pero con sólo 5 años y 10 meses, respectivamente, las criaturas se tuvieron que ir a vivir a China con la abuela durante más de un año. "Fue muy doloroso —nos explica—, pero tenemos otra mentalidad. Venimos aquí a trabajar, y si una mujer tiene un bebé y eso entorpece su negocio, el niño debe marcharse hasta que la madre consiga autonomía. Pero es muy duro, mi hija no me reconocía cuando volvió".

El compromiso laboral es la razón por la que toda la plantilla es de nacionalidad china, la mayoría provenientes de Zhenjian, al sur del país: "Al personal del restaurante le ofrecemos alojamiento y comida. Todo el mundo vive en un piso libre de gastos y tienen, además, un sueldo base".

Como Carmen, muchas chinas regentan sus propios comercios. Amelia Sáiz, socióloga y profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona, constata en sus estudios que "el perfil de las empresarias es el de mujeres casadas de entre 30 y 49 años con sus negocios en Madrid y en Barcelona, lugares donde aparecen registradas una de cada tres".

La autora las define como "mujeres emprendedoras", y afirma que "la idea de que la mujer china es sumisa es un mito que nos viene de películas y novelas realizadas por hombres occidentales". Pese a la igualdad laboral, la cultura china le reserva una carga discriminando a las mujeres: cuidar de los parientes del marido y vivir con ellos. "He hablado con mujeres que, a veces, no pueden salir de casa por la estructura familiar y por el marido", explica Gaëlle Patin, responsable del programa Comunidades Asiáticas de Casa Asia de Barcelona.

En contraposición, Carmen Chen afirma que esto ha cambiado en los últimos años: "Yo tengo mis suegros aquí, pero quieren vivir con autonomía. La mujer actual es independiente y forma la familia con su marido".

Llegan los cambios

La socióloga Le Xiaojiang, pionera en los estudios sobre la mujer en China, analiza que, en un corto periodo de tiempo, las chinas han dejado de ser "seres familiares" para convertirse en "seres sociales", y han obtenido la igualdad ante la ley. Sin embargo, asegura que todavía no han tomado conciencia de su nueva situación, y por este motivo muchas continúan dedicándose completamente a la casa y a la familia.

Las mujeres chinas que residen en nuestro país acostumbran a adoptar valores de la cultura occidental, pese a que la integración suele ser muy reducida. Existen núcleos cerrados que satisfacen cualquier necesidad, como en el barrio del Fondo, de Santa Coloma de Gramenet, con todos los servicios básicos y de ocio provistos y consumidos por la comunidad china. Entidades como Casa Asia de Barcelona ayudan a unir la cultura asiática y la occidental. Sin embargo, todavía queda un largo camino en el que será necesario un mayor compromiso por parte de los medios para informar, comprender y ayudar a la comunidad china y a sus mujeres para desarrollarse con total autonomía e igualdad.

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