La Audiencia de Málaga ha condenado a dos años de prisión a un hombre que fue a recoger a una oficina de Correos un paquete que había llegado a Málaga controlado por la Guardia Civil, al haberse comprobado previamente que contenía más de 200 gramos de cocaína. Se considera probado que el acusado sabía lo qué contenía el envío.

Según se declara probado en la sentencia, en noviembre de 2010 se detectó en el almacén de correos de carga del aeropuerto de Madrid, por parte de la Unidad de Análisis de Riesgo de la Guardia Civil, la existencia de un paquete procedente de Argentina que figuraba como "regalos".

Una vez que fue examinado, se comprobó que había un doble fondo que contenía una sustancia que "por su densidad respondía a las características de material estupefaciente", por lo que se procedió a abrirlo y se constató que la sustancia era cocaína, según señala la resolución a la que tuvo acceso Europa Press.

Un juzgado de Madrid acordó la entrega controlada del paquete, que, según la Sala, se custodió hasta Málaga y quedó depositado en una sucursal de correos desde donde se despachó el aviso de llegada, figurando como remitente un nombre y como destinatario otro, aunque "no ha quedado probado si tales identidades son reales".

En diciembre, el acusado, natural de Nigeria, acudió a dichas oficinas para solicitar el paquete, presentando el documento de aviso y una autorización de la supuesta destinataria. En ese momento, los agentes que habían realizado el seguimiento detuvieron al acusado, según apunta la resolución.

En el paquete, que fue abierto en el juzgado, se hallaron dos paquetes, con un peso total de 240 gramos de cocaína, sustancia valorada en 20.870 euros. Para el Tribunal, el acusado "realizó las gestiones necesarias para lograr retirar el paquete de la oficina de correos", algo que "ha admitido el propio procesado.

El acusado dijo que fue a recoger el paquete para hacerle el favor a una amiga de su esposa, por lo que la defensa sostiene que no tuvo conocimiento ni voluntad de traficar con droga, frente a las tesis de la Fiscalía de que el procesado era el destinatario último de la sustancia y su fin era dedicarse a la venta de la cocaína.

A la Sala le parece "poco creíble" la versión del acusado, ya que aseguró que ni él ni su mujer tenían forma de contactar con la destinataria, que sería amiga de su esposa, pero esa persona sí sabía el domicilio del procesado, porque fue donde le entregó toda la documentación necesaria para la recogida.

Así, el Tribunal señala que "no parece razonable que con tan escasa relación, una persona acuda al domicilio de otra para un encargo personal de estas características y que ésta lo acepte sin más reparos, si no es porque, más bien, el acusado conocía el contenido del paquete y trata de ocultar a la persona a quien debía entregarlo tras su recogida".

La Sala lo condena por un delito contra la salud pública en grado de tentativa, pues la intervención del acusado se produjo después de que estuviera la droga en España, además de que no era el destinatario y de que no llegó a tener disponibilidad de la sustancia, señala la sentencia, en la que también se le condena a pagar un multa de 20.870 euros.