Una treintena de agentes, armados con fusiles lanza-pelotas de goma y el rostro cubierto por el verduguillo (pasamontañas), han acudido en tres furgonetas, han derribado con hachas la persiana metálica de la puerta principal y se han encaramado al balcón mediante unas escaleras portátiles que ellos mismos han llevado.

Sin apenas resistencia, a las 10.15 h los agentes ya habían entrado al interior del local, situado en un primer piso.

Alguno de los okupas que en ese momento se encontraban en el interior del piso, situado en una primera planta, ha salido al balcón, a la vista del centenar largo de personas que desde la calle presenciaban la operación policial.

El gaztetxe, nuestra casa

Mientras tanto, en la plaza Unamuno, varios de los presentes han coreado gritos de gaztetxea, gure etxea, (el gaztetxe, nuestra casa) aunque no se han llegado a vivir momentos de tensión.

Una hora después, hacia las 11.00 de la mañana, todos los ocupas ya estaban fuera de la casa, mientras los agentes de la Ertzaintza han continuando en el interior, analizando todo el material que los jóvenes tenían en la casa.

Según ha relatado a 20 Minutos uno de los miembros del gaztetxe, los agentes no han mostrado ningún documento para entrar en el piso.

Cruce de denuncias

El propietario del inmueble, no obstante, había interpuesto denuncia en el juzgado hace varios días pero los okupas denuncian que la Policía les debía haber entregado algún permiso del juez para entrar en la casa.

Este mismo portavoz de los okupas ha asegurado que los agentes se han limitado a decirles que llamaran a la comisaría de la Ertzaintza en Deusto para pedir más información. Sin embargo, cuando se han puesto en contacto con este centro policial, no les han facilitado ninguna explicación.

Ahora, los jóvenes tienen intención de denunciar públicamente el desalojo, reunirse en asamblea y decidir qué nuevas medidas adoptar.

De momento, no se atreven a decir si entrarán en alguna otra vivienda.

Llevaba 10 años vacío

Con esta ocupación, durante estos más de 10 días, han pretendido denunciar la situación de la vivienda en el País Vasco. De hecho, el piso ocupado en la Plaza Unamuno, de casi 300 metros cuadrados, llevaba más de 10 años vacío.

Tal y como relataron a este diario el pasado lunes, los jóvenes pretendían dinamizar el Casco Viejo, con telleres de musica, teatro, juegos... "Un lugar de libre pensamiento". Con estas palabras definieron el gaztetxe.