Y los dos son objeto de fuertes presiones para anunciar un recorte de las tropas que allí tienen desplegadas, 132.000 soldados en el caso de EEUU y 8.000 en el caso británico.
Presiones internacionales
Las presiones han arreciado desde el pasado sábado, cuando tomó posesión el nuevo Gobierno iraquí de unidad nacional, encabezado por el primer ministro Nuri al Maliki, tras lo cual el propio Bush indicó de manera cautelosa el martes que tras esa toma de posesión podría plantearse una evaluación de la necesidad de tropas.
"Se ha abierto un nuevo capítulo en nuestra relación. En otras palabras, ahora podemos acometer una nueva evaluación de las necesidades que tienen los iraquíes" acerca de la presencia de tropas extranjeras, explicó Bush en una rueda de prensa con el primer ministro israelí, Ehud Olmert.
El portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, matizaba ayer esas declaraciones e indicaba que, mientras la formación del nuevo Gobierno iraquí abre una oportunidad para esa evaluación, es prematuro hablar sobre una salida de las tropas y aventuró que no era previsible " oír al presidente o al primer ministro decir que vamos a marcharnos en un año, dos o cuatro".
Irak podrá hacerse cargo en 2007
Maliki declaraba ayer en Bagdad que las tropas iraquíes estarán en condiciones de hacerse cargo de la seguridad del país para finales de 2007, pero que por el momento aún necesitan más equipamiento, formación y reclutas.
Durante la visita de Blair a Irak, el lunes pasado, un alto funcionario del Gobierno británico apuntó que las tropas extranjeras podrían permanecer en Irak durante cuatro años más.
Programa nuclear
Además de las tropas en Irak, Bush y Blair pasarán revista a la situación en torno al programa nuclear iraní.
Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU -EEUU, Rusia, China, Francia y Reino Unido-, además de Alemania, se reunieron ayer en Londres para tratar sobre este programa e informaron de "progresos", aunque no llegaron a un acuerdo definitivo.
Antes de abandonar Washington, Blair tiene previsto pronunciar un discurso en la Universidad de Georgetown antes de emprender regreso a Londres.
Podría ser su última reunión
Aunque Blair y Bush se mantienen en contacto telefónico semanal, la visita del primer ministro es la primera en casi un año y en el Reino Unido se ha conjeturado con que podría ser la última.
El primer ministro afronta graves problemas en su país, en especial tras la seria derrota de su partido ante los conservadores en los comicios locales de principios de este mes, y abundan los llamamientos y los rumores sobre su posible marcha.
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