El cenachero inmóvil de Larios

Viéndolo así, de estatua, nadie diría que tiene 50 años.
Norberto posa delante del Guadalmedina con su indumentaria de mimo al completo.
Norberto posa delante del Guadalmedina con su indumentaria de mimo al completo.
Víctor Bueno
Norberto posa delante del Guadalmedina con su indumentaria de mimo al completo.
Se llama Norberto Schadler y es alemán, aunque lleva 18 años viajando por España. ¿Su trabajo? Ser el cenachero inmóvil de calle Larios. Allí se le puede encontrar de martes a domingo. Al mediodía hace un alto para comer y regresa a su hostal arrastrando un enorme cajón, pintado de plata de los pies a la cabeza. Está orgulloso de ser uno de los «pocos mimos» que representa la historia de una ciudad. La del cenachero de Málaga, una palabra que la Real Academia no tiene registrada pero que aquí servía para llamar al pescador que iba con su cenacho pregonando el pescado fresco.Antes de ser cenachero, trabajaba vestido de blanco con un libro, un bastón y una flor en la boca. Tardó un tiempo hasta que dio con un personaje para homenajear a Málaga. «Esta ciudad me ha cambiado la vida, soy feliz», asegura.

Norberto pasa horas sin moverse subido a un cajón con las manos en la cintura y mirando al cielo. «La calle es una droga», explica. En un día puede ganar 60 euros, aunque la Navidad es la mejor fecha. ¿Y retiro? «Con mi salud me quedan diez años más de estatua».

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