Alquimia digital

Andy Jarman demuestra tras un silencio de siete años que en la madurez hay melancolía y experimentación.
Andy Jarman, artesano de la lírica electrónica de altura.
Andy Jarman, artesano de la lírica electrónica de altura.
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Andy Jarman, artesano de la lírica electrónica de altura.
Es probable que Andy Jarman no necesite una nómina de colaboradores para justificar un disco, pero la tiene. Ahora que ha vuelto para romper un silencio de siete años y conjurar, dicen, la decepción que significó el fracaso de Aquaplane, se ha rodeado bien. En Southern Arts Society (Green Ufos, 2006), el álbum de debut de su nuevo y homónimo proyecto, están Glen Johnson (Piano Magic), Stasola (Oslo Telescopic), Marielle Martin (Playdoh) y Angèle David-Guillou (Klima, Piano Magic). No es mala compañía.Y algo de todos ellos hay en este manojo de canciones que abre el susurro de Midday Sun. Pop y electrónica, melodía y ritmo, Southern Arts Society es un trabajo de madurez.

Melancolía digital de la mejor factura, riesgo en la experimentación y ese poso post-rock que desnuda los antecedentes de este músico y compositor británico.

Tratado sobre las dos o tres últimas décadas de la música independiente, éste es uno de esos trabajos que sólo un creador con la experiencia de Jarman es capaz de facturar: preciso pero con brillo.

* Club Vademecwm. C/ Iglesias Esponda, 30. Domingo, a las 21.30 horas. Entrada: 10 euros, 8 euros anticipada y sólo 5 para socios.

Un indie inglés en Sevilla

Andy Jarman todavía es londinense. Sus dos hijos ya no; ellos son sevillanos. Y es que después de su etapa británica, la de A Popular History of Signs, a su padre le llegó el sur y con él Aquaplane y luego Strange Fruits y luego el silencio. Southern Arts Society es su regreso.

La deuda hispalense

Los que saben lo dicen en voz alta. La deuda de la escena independiente sevillana con Andy Jarman es enorme. Su Colectivo Karma, en el que Sr. Chinarro editó sus primeras grabaciones, demostró que crear sellos discográficos y promocionar a grupos del sur era posible. Ahora, véase Lori Meyers, entre otros, ya nadie lo duda.

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