Sus últimos álbumes tienen divididos a sus seguidores, que han visto como la banda de Sheffield (Inglaterra), nacida en los inicios de la escena 'post punk revival', mareaba sus composiciones con giros áridos y psicodelia. Pese a esto, Arctic Monkeys, cabezas de cartel de la tercera jornada del FIB, fueran recibidos y jaleados por el público del festival como auténticos dioses.

Ofrecieron uno de los conciertos más concurridos que se recuerdan en Benicàssim. A ello contribuyeron los fibers procedentes del Reino Unido, un país donde cada uno de los discos del grupo es celebrado con un premio Brit Awards y en el que su solista, Alex Turner, ha sido elevado a la categoría de poeta urbano.

La formación desgranó con fiereza los temas de sus últimos trabajos –los mejores momentos son los instrumentales, cuando el grupo construye catedrales de ruido neopunk y las hace explotar con la intensidad de la batería-. Luego, una corta sonrisa de Turner –el resto del tiempo se mostró hierático y chulesco - y una gota de sudor en su cuello desveló que el calor del público había logrado alcanzar el escenario… y recordó su condición de carne y hueso.

Horas antes, la actuación de Astrud reconciliaba a los asistentes españoles más culturetas con un festival al que acusan de haberse convertido en "una cita verbenera" dirigida al público anglosajón.

Los catalanes brillaron junto a Col.lectiu Brossa, un proyecto que ha enriquecido sus melodías pop con arreglos, nuevos instrumentos y vocación experimental. Astrud siempre destacó entre sus contemporáneos por su carácter innovador. Hoy parece que ha dejado a aquellos muy atrás. Su directo fue un delirio inteligente, lírico y desternillante presentado por Genís. Sus ocurrencias y sus altísimos tacones de charol no tienen rival.

Otros que encadilaron al público patrio fueron los andaluces Lori Meyers. Casi llenaron el escenario principal de la muestra y sus hits –Alta fidelidad, ¿A-ha han vuelto?-, sonaron enormes al ser coreados por el público. Lo dieron todo. Tanto que su vocalista, Antonio López, alias Noni, concluyó el concierto exhausto, sin corbata ni camisa. Como los grandes de la canción.