Diez años atrás se inició una odisea cinematográfica que, con el fin de adaptar la obra de J. K. Rowling, convirtió al mago Harry Potter en un fenómeno de masas. Harry Potter y las reliquias de la muerte - Parte 2 es la octava y última entrega de la saga, la más productiva de la historia del cine.

Durante todo este tiempo, sus tres protagonistas, Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson (Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger, respectivamente), han crecido, literalmente, ante las cámaras. "No me atrevería ni a resumir lo que el papel de Harry Potter ha significado para mí", asegura Daniel.

Y además han estado acompañados por un elenco estelar: Ralph Fiennes (Voldemort), John Hurt (Ollivander), Gary Oldman (Sirius Black), Alan Rickman (Severus Snape), Emma Thompson (Sybil Trelawney) y Helena Bonham Carter (Bellatrix Lestrange), que vuelve a reunirse en esta entrega final. Además, veremos interpretar a Warwick Davis (Willow) un doble papel: el duende Griphook y el profesor Filius Flitwick.

David Yates vuelve a ponerse a los mandos de este gran buque, que ha dirigido ya en cuatro ocasiones. Y ofrece un final a la altura de las expectativas, en el que la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, que vive sus horas más bajas y tenebrosas, se convierte en un espectacular campo de batalla. Allí regresará una vez más Harry Potter, convertido en un proscrito y dispuesto a enfrentarse cara a cara con su némesis, Lord Voldemort, en una batalla a muerte que traerá dramáticas consecuencias.

Para derrotar al señor Oscuro, el joven mago, dotado ya de plena madurez, tendrá que destruir los cuatro Horrocruxes que quedan. Para ello contará una vez más con el apoyo incondicional de sus dos amigos, Ron y Hermione, con gran parte de la Escuela Hogwarts e inesperados aliados que se desvelarán por el camino.

Trepidantes escenas de persecuciones por las entrañas de la tierra, un asalto a un banco, un dragón, una batalla épica, la muerte de grandes amigos y mucha emoción componen esta despedida.

El momento en el que Hermione y Ron se funden en un beso llega, al fin, en esta entrega. Para entonces, los actores eran ya tan amigos que el momento del rodaje les resultó muy incómodo. "Si has crecido con alguien que es literalmente como un hermano para ti y luego te ponen en una situación en la que le tienes que besar de forma romántica, resulta muy violento", confesó Emma Watson. Para Rupert Grint no fue más llevadero: "Cada vez que lo pensaba, me ponía nervioso".