Clara Sánchez aprovecha su discurso en nombre de todos los premiados para hacer un guiño al movimiento 15M

La escritora guadalajareña Clara Sánchez, tras recibir la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha con motivo de la celebración en Toledo del Día de la Región, ha aprovechado su discurso en nombre de todos los premiados para hacer un guiño al movimiento 15M y a los ciudadanos 'indignados' con la situación política y económica.
Clara Sánchez
Clara Sánchez
EUROPA PRESS
Clara Sánchez

La escritora guadalajareña Clara Sánchez, tras recibir la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha con motivo de la celebración en Toledo del Día de la Región, ha aprovechado su discurso en nombre de todos los premiados para hacer un guiño al movimiento 15M y a los ciudadanos 'indignados' con la situación política y económica.

Durante su intervención en el Teatro Rojas de Toledo, en nombre de todos los premiados, la escritora ha destacado que "entre los molinos de viento y los castillos ha surgido una generación de jóvenes indignados a los que hay que escuchar".

De otro lado, ha destacado que "por fortuna se han extendido los clubs de lectura al calor de las bibliotecas y del generoso trabajo de los biliotecarios y las bibliotecarias que han sido ejemplo para otras regiones".

En nombre de todos los premiados, ha agradecido al Gobierno de Castilla-La Mancha por pensar en ellos y considerarles merecedores de las distinciones y "por su fina sensibilidad y esfuerzo por lograr que la cultura no sea solo una marca, ni una palabra, ni una manera solamente de proyectarse, sino de vivir con más libertad y alegría".

La ganadora del Premio Nadal en 2010 ha comenzado su breve parlamento afirmando que Castilla-La Mancha es a grandes rasgos una tierra "plana", con "profundos horizontes". "En invierno se vuelve fría mientras que en verano se queda paralizada por el calor seco con olor a tomillo, romero, a manzanilla, paja y resina", ha añadido.

"Castilla no se acaba nunca porque siempre tendremos sus otoños rojos y sus veranos amarillos, en cualquier parte nos tropezamos con una ermita románica o las ruinas de un castillo", proseguía la escritora, que ha destacado que "los castillos son tan antepasados nuestros como nuestros tatarabuelos, y nos recuerdan de dónde venimos".

Para ella, los castillos de la región no son como los castillos recargados del Valle del Loira llenos de chimeneas, ni no son de cuentos de hadas, sino que están rodeados de peñascos (...) y "hacen pensar en la pobreza y las enfermedades de este sufrido país de señores que, por fortuna, se ha convertido en otra cosa".

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