La práctica habitual del boxeo en el gym ha dejado de ser un territorio reservado a los hombres, y cada vez gana más adeptas. La razón, más allá de la diversión de las clases en grupo y el aprendizaje para la defensa propia, se trata de un ejercicio capaz de mejorar la autoestima de las mujeres que buscan empoderarse.
El aumento de las prácticas deportivas entre las mujeres en los últimos años ha sido notable en nuestro país, evidenciando un cambio cultural y social profundo en la percepción y participación femenina. Tanto en el plano profesional, con cientos de éxitos en todas las disciplinas, hasta en lo que concierne al día a día, las mujeres queremos estar en forma y somos constantes en ello.
En esta ocasión, con la ayuda de Efthalia Tsimkas, entrenadora de Brookling Fitboxing, vamos a profundizar en todo lo que esta disciplina puede hacer por nosotros, físicamente, pero sobre todo en cuenta a nuestra seguridad mental y emocional.
Sentando las bases del deporte desde niñas
Haciendo un poco de historia, y basándonos en el informe Women and Sport de Nielsen, las décadas de los 70 y 80 marcaron un antes y un después en la aproximación de las mujeres al deporte, puesto que se incrementó la práctica deportiva en los colegios incluyendo a las niñas.
Se trata de una circunstancia, la de hacer una actividad deportiva siendo pequeñas, que, según el estudio, incrementa en un 76 por ciento las probabilidades de que una mujer siga haciendo deporte el resto de su vida.
Y es que a nadie se le escapa ya que la práctica regular de ejercicio físico, sea cual sea, lleva implícitos beneficios saludables. El empoderamiento y el hecho de tener referentes femeninos en prácticamente todas las disciplinas en España, han terminado provocando que aquellas niñas que corrían en el patio del colegio hace décadas ahora sean las mujeres que acuden a gimnasios y centros deportivos a darlo todo, sin complejos y con más constancia que los hombres.
Para muchas mujeres, el deporte forma parte de su estilo de vida, las hace sentir felices física y emocionalmente, y se ha convertido en una rutina que no cambiarían por nada. Entre las diferentes actividades a elegir, el fitboxing es una de las favoritas.
¿En qué consiste el fitboxing?
El boxeo sin contacto o fitboxing es un entrenamiento innovador en el que destacan los golpes con los brazos frente al saco, es decir, sin el contacto tradicional del boxeo, acompañados por el ritmo de la música, y durante una hora aproximadamente.
Como nos explican desde Brooklyn, "el fitboxing trabaja todo el cuerpo, activando el metabolismo y garantizando un buen rato puesto que se practica en grupos reducidos y bajo la supervisión de un experto. Elisa Martínez, una de las alumnas, asegura "con este deporte gano confianza y seguridad en mí misma. He aprendido a darme valor y a creer que puedo conseguir cualquier objetivo que me proponga".
Esto es lo que consigue el fitboxing
El boxeo sin contacto ofrece una amplia gama de beneficios tanto físicos como mentales. Físicamente, es un entrenamiento integral que mejora la fuerza, la resistencia, la coordinación y la flexibilidad. "Su práctica mejora la resistencia cardiovascular, la fuerza muscular, la coordinación y la agilidad. Afortunadamente, el fitboxing está derribando el tabú de que 'los movimientos del boxeo son solo para hombres'".
Además, apuntarse a este deporte es una excelente manera de quemar calorías y mejorar la composición corporal, tonificando la musculatura. Por lo que respecta a la salud mental, "proporciona una salida para el estrés y la ansiedad, mejora la confianza en una misma y fomenta una sensación de logro y fortaleza interior", explica Efthalia Tsimkas.
Así trabaja el boxeo la autoestima
Practicar este deporte puede mejorar la salud mental puesto que es un gran liberador de endorfinas. Además, "libera estrés y mejora la autoestima a través del logro de las metas que una misma se va fijando en el día a día. En Brooklyn Fitboxing decimos que 'ante el saco, todos somos iguales'", explica la entrenadora.
De hecho, prueba de que no es un deporte masculino es que "en él prima más la coordinación que la fuerza, y las usuarias suelen ser tener mejores puntuaciones que los hombres. Aquí está el empoderamiento de superar retos y sentirte apoyada sobre una comunidad, pues si algo destaca en las sesiones es que aunque el saco solo vale tu puntuación, el entrenamiento está diseñado para hacerlo en grupo, lo que genera apoyo constante".
Como resumen, Tsimas añade que, "aunque no hay estudios científicos que lo demuestran, tanto el fitboxing en particular como cualquier actividad deportiva ayuda a fortalecer la autoestima sin ninguna duda".
En una sesión de fitboxing, la mujer gana autodisciplina y confianza física (ganas masa muscular y resistencia); mental (te sientes mejor contigo misma); y la mejora del estado de ánimo (sesiones divertidas y dinámicas de interacción del grupo)".
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