El tratamiento inyectable más demandado en nuestro país va camino de cumplir un cuarto de siglo, y cada vez gana más adeptas por sus resultados efectivos tanto en estética, como en determinados problemas de salud como la hipersudoración o la incontinencia urinaria.
Se trata de un producto elaborado a partir de la bacteria 'clostridium botulinum', que es la misma bacteria que ocasiona una intoxicación alimentaria muy grave. Sin embargo, utilizada en las dosis justas, pequeñas y controladas, es muy eficaz en algunos de los problemas de salud más comunes, además de desdibujar las arrugas faciales. ¿Ya sabes de qué tratamiento hablamos?
Más demandado que el ácido hialurónico
Los neuromoduladores cumplen 22 años siendo utilizados en medicina estética, y se han situado en el primer puesto de los tratamientos más demandados, con mucha diferencia con respecto al resto de inyectables. Sí, hablamos del famoso bótox, un tratamiento que debilita determinados músculos y bloquea ciertos nervios, de manera que las arrugas del tercio superior del rostro van desapareciendo (aunque sus efectos definitivos se ven en 4-6 meses, no antes).
El bótox representa casi la mitad de todos los tratamientos inyectables existentes en el mercado, por delante incluso del famoso ácido hialurónico, según datos que se desprenden de las estadísticas de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética (ISAPS)
Ventajas de la toxina botulínica, y sus múltiples aplicaciones
Las ventajas de la toxina botulínica tipo A (TXB-A) son muchas según los expertos, y no sólo en medicina estética sino también en el área de la salud. Fue en 2002 cuando la FDA norteamericana aprobó el uso de esta toxina bajo el nombre comercial de bótox para el tratamiento de las arrugas de moderadas a graves en el entrecejo.
Como nos explican los expertos de Clínica Menorca, este neuromodulador es tan poderoso que está indicado también para espasmos musculares, incontinencia urinaria, cefaleas, hipersudoración, bruxismo, sialorrea (hipersalivación o incapacidad para retener la saliva en la boca), dolor facial neuropático, distonías (trastornos de los movimientos musculares) y mialgias masticatorias, entre otros problemas.
¿Por qué este inyectable es el tratamiento más solicitado?
Según opina la doctora Tamara Vega Velázquez, médica estética de Clínica Menorca, "existen varias razones por las cuales es el tratamiento más demandado en estética. La primera de ellas es porque es un fármaco que se lleva utilizando muchos años y ya se conoce su efectividad, no sólo en su uso en estética sino en su uso clínico".
La segunda razón es porque con un solo tratamiento se puede ver el efecto completo, ayudando a despejar la mirada. Un tercer aspecto positivo podría ser su función preventiva, ya que está especialmente indicado para ese momento en el que empiezan a hacer acto de presencia las primeras arruguitas finas.
En palabras de la doctora Velázquez, "los tratamientos en el tercio superior del rostro son muy agradecidos y nadie sabrá que te has hecho nada. El bótox proporciona un efecto de buena cara estupendo, y es muy discreto".
Así 'trabaja' el bótox las arrugas
Se trata de una toxina que, una vez inyectada, interfiere con la transmisión nerviosa bloqueando la liberación de acetilcolina, y produciendo una parálisis muscular. Su efecto relajante se produce entre los dos o cinco días siguientes, y el proceso culmina en 10 ó 12 días.
Los músculos alcanzan la máxima relajación en las seis semanas posteriores a la inyección, y comienza a desaparecer en dos o tres meses. "En realidad, independientemente de lo que muestre el espejo, el proceso hay que valorarlo en seis meses. En los dos primeros existe parálisis completa, en los dos siguientes se va recuperando la movilidad y en los dos últimos las arrugas se marcan menos", explica la experta.
¿De qué depende el éxito del tratamiento?
La doctora comenta que los factores que influyen en la duración de los resultados pasan por la asunción de que el profesional sabe manipular el neuromodulador correctamente.
A partir de ahí, "la respuesta va a estar en el propio paciente. Influye prácticamente todo: género, edad, genética, características de la piel, hábitos personales, consumo de tóxicos, exposición solar, nivel de hidratación, antecedentes personales, como enfermedades..."
La respuesta inmunitaria del paciente será la clave y marcará la diferencia. "Los neuromoduladores vienen asociados a una proteína y dependiendo de la marca, puede ser que con el tiempo ya no sea tan efectiva. Por eso, el cambio de marca renueva la efectividad y se considera que es mejor cambiar de marca de vez en cuando".
Por lo que se refiere a los hábitos que pueden hacer que el bótox no cumpla su misión correctamente, cabe destacar que "el uso continuo del móvil, que cada vez es mayor, obliga a fruncir el entrecejo y se está consumiendo toxina porque el músculo se contrae muy a menudo. No hay teorías que avalen esta afirmación, pero tiene lógica y sentido. En general, todo lo que implique movimiento o tensión de los músculos acorta los resultados".
El abuso de la exposición al sol, el tabaquismo, el estrés y un exceso de ejercicio físico demasiado intenso son circunstancias que pueden acortar la vida del bótox. De hecho, está comprobado que sus efectos duran menos tiempo en verano.
¿Cuánto dura la inyección de toxina botulínica?
Una vez nos hemos hecho este tratamiento en el tercio superior del rostro, es importante que dejemos pasar al menos 4 meses antes de volver a hacerlo, con el objetivo de que haya desaparecido por completo el efecto del tratamiento anterior. "No vale el 'ya me han empezado a salir algunas arruguitas', porque puede ser contraproducente".
Lo ideal, según la doctora Tamara Vega, es hacerse el tratamiento inyectable de bótox dos veces al año. "Aunque bueno, depende de cada caso. Si se trata de una paciente que no tiene tanta fuerza en el músculo, y no genera tantas arrugas, podría incluso dejarlo en una vez al año".
Importante. Cuando nos hemos sometido a este tratamiento, conviene que 'ayudemos' a bordar los resultado manteniendo en buen estado nuestra piel, protegiéndola del sol de manera efectiva.
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