¿Por qué tenemos miedo a envejecer?: esto es lo que quiere decir nuestra obsesión por la belleza

Intentar detener el paso del tiempo se ha convertido en la fórmula con la que tratar de retomar el control de un mundo incontrolable e impredecible. ¿Ayuda o daña nuestra autoestima?
La obsesión con la juventud
La obsesión con la juventud
COURTESY OF NETFLIX
La obsesión con la juventud

Es imposible poner las noticias o abrir el periódico sin sufrir un sobresalto. El mundo se tambalea, las crisis se solapan y los conflictos armados hacen que el fatalismo y la desesperanza se instalen en nosotros. El miedo a carecer de control alguno se torna insoportable y angustioso. Ante esta incertidumbre, emerge la búsqueda de la juventud eterna. Es decir: como escudo ante la realidad, intentamos alcanzar lo inalcanzable y lo imposible. Sin embargo, como es lógico ("inalcanzable" e "imposible" no son precisamente los adjetivos más positivos del vocabulario), en el intento de abrazar el control, nos empeñamos en creer en lo increíble y nos condenamos a ser víctimas de lo incontrolable.

Como señala "Business of Fashion", en los dos últimos años el volumen de productos de belleza que vinculados al anti envejecimiento ha aumentado un 10 %, mientras que el pasado 2023, las búsquedas en internet relacionadas con el bótox, los rellenos y el retinol han aumentado un 63 %. En España, según los últimos datos oficiales, de los 626.778 tratamientos faciales de medicina estética realizados en 2021, el 42% correspondió a inyecciones de bótox

¿Es el control estético la forma de luchar contra lo incontrolable?

"Aunque no podemos refugiarnos de una manera completa en la apariencia y la estética, dejando a un lado los problemas o lo que tenemos que afrontar, cada cosa tiene su espacio y su momento de ser. Creo que sí puede ser una manera de cuidarnos y de dedicarnos tiempo", comenta Elisabeth Álvarez, directora y fundadora de INOUT y FENGO, máster de dermo cosmética y formulación.

"Hacer nuestra rutina de "skincare" es un momento relajante, de sentirse y tocarse la piel, de usar productos agradables, de estar un rato sin mirar una pantalla, de ponerte música o de estar en silencio –como más te guste– y de dedicarte unos minutos solamente para ti, sin pensar en problemas ni en dramas. El cuidado de uno mismo (tanto físico, como mental) suele estar en una escala bastante baja de prioridades, y no debería ser así", asegura.

Así influyen las redes en el auto concepto
Así influyen las redes en el auto concepto
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Sin duda, las redes sociales tienen un papel relevante en esta obsesión por abrazar la eterna (e inalcanzable) juventud. Desde filtros que borran cualquier atisbo del paso del tiempo hasta vídeos de TikTok en los que los usuarios y usuarias explican cada una de las intervenciones de belleza por las que han pasado como si se tratara de una receta gastro más, sin duda el universo digital se está asegurando de que la obsesión por frenar el paso del tiempo sea… Precisamente eso: una obsesión. 

"Desde mi perspectiva como cirujana facial y médica estética, he observado cómo las redes sociales han trastornado la visión que las mujeres tienen ante la imagen que ven de sí mismas en el espejo o en las fotografías sin filtro. Buscan el reflejo que perciben a través de los filtros de Instagram", asegura la Dra Susan Díaz Reverand, cirujana facial y médico estético. "La exposición constante a imágenes retocadas y a estándares de belleza ha llevado a un aumento significativo de pacientes que expresan insatisfacción con su apariencia real y ha incrementado el deseo de parecerse al reflejo de un filtro del TikTok o de Instagram, impulsadas en gran medida por la comparación con imágenes idealizadas e imposibles de alcanzar en algunos casos. Y lo más dramático es que comienzan con edades muy tempranas a querer cambiar su aspecto físico real", comenta a Mujer.es.

El mercado quiere hacernos creer que dispone de sueños a la venta y que es posible  alcanzar lo que deseamos con esfuerzo y con dinero

Por si fuera poco, el universo de las redes se ha encargado de hacer que relacionemos de forma subconsciente la belleza y la juventud con el éxito. Ser bella, joven y tener la silueta perfecta (no olvidemos que esa supuesta perfección y esa figura va cambiando, como si nuestros cuerpos fueran moldeables y tuvieran que estar sujetos a cánones externos cambiantes a los que adaptarse mediante el sufrimiento y la restricción) son las máximas que el mercado, empeñado siempre en hacernos creer que dispone de sueños a la venta y de que es posible alcanzar lo que deseamos con esfuerzo y con dinero, imponer para que el deseo de lo inalcanzable se erija como uno de los mecanismos legitimadores de modelos que garantizan tanto el exito, como esa constante necesidad de aprobación y aceptación externa.

"Hay evidentemente una conexión entre el éxito, una buena vida y una apariencia estética ideal, ya que la piel perfecta se ha convertido en un marcador visible de bienestar emocional y económico. Los pacientes con empoderamiento emocional y psíquico son los que más cuidan de su piel y aspecto personal, por lo que son vistos como referentes de éxito en nuestra sociedad", dice la Dra. Susan Díaz Reverand.

Como explica en la revista Dazed Aimée Walsh, cada generación cuenta con su propia versión de 'auto mejoras' de belleza destructivas. Mientras que en la década de 2000 asistimos al auge de la cultura de la dieta, al ser entonces internet mucho más lento y las redes sociales encontrarse en el comienzo de su vida, el efecto era mucho más sutil y limitado.

Cada generación cuenta con su propia versión de 'auto mejoras' de belleza destructivas

"La exposición a los cánones de belleza ideal que se ven en redes sociales, así como el tipo de público más consumidor (jóvenes), está empezando a crear una cultura de la perfección estética desde la adolescencia. Hablamos de un espectro socio cultural sobre el que la tecnología está cambiando la percepción que los jóvenes tienen de sí mismos, metiéndoles presión. Vivimos en la cultura del perfeccionismo y de la autoexigencia. Por eso hay que contrarrestar y poner en orden las cosas, pero a su tiempo y a la edad adecuada", añade Elisabeth Álvarez.

Por su parte Welsh reflexiona acerca de la forma en la que en la actualidad, vivimos en una especie de infierno distópico, donde la crisis existencial se desarrolla a través de pantallas que mantenemos encendidas casi 24 horas al día los siete días de la semana. "Ahí se acumulan todos los horrores: desde incendios hasta pieles que se inyectan sustancias con agujas una y otra vez. Ambos muestran, a su manera, una idea de la aniquilación; la eliminación de todos los signos de vidas vividas", escribe. 

Quizás, tras una pandemia que a todos nos ha hecho sentir que nos ha robado años de vida y experiencias, veamos en esta lucha por alcanzar la juventud una forma de re adueñarnos del control arrebatado y de recuperar, de alguna manera, esos años "perdidos"... Aunque lamentablemente, puede que los que terminemos por perdernos seamos nosotros ante esa obsesión por controlar lo que se escapa de nuestras manos y por empeñarnos en odiarnos cada segundo. 

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