Llega el verano y con él se dispara la preocupación por estar delgados. Y en muchos casos, de forma excesiva. En torno al 60% de las adolescentes y chicas jóvenes que se ponen a dieta (la mayoría lo han hecho alguna vez) no lo necesitan y lo hacen, además, sin control médico alguno, sobre todo cuando llega el calor.

En los meses estivales, los trastornos de las conductas alimentarias (anorexia y bulimia) se disparan un 30% y ya se detectan entre dos y tres casos nuevos cada semana, según explica el doctor Mariano Velilla, del hospital Clínico de Zaragoza.

La presión que ejerce la sociedad actual sobre la imagen (a través de la televisión y las revistas, sobre todo) es la principal razón que explica este incremento.

A esta preocupación se une en verano la tensión que produce tener que enseñar el cuerpo en piscinas y playas. «En muchos casos todo esto deriva en un repunte de actitudes de alimentación erróneas», asegura el doctor Velilla.

Anorexia y bulimia afectan, sobre todo, a chicas jóvenes, que en el 75% de los casos inician ya dietas en la adolescencia. Las adolescentes que sufren este tipo de enfermedad suelen tener una personalidad inestable y se dejan influir en exceso por las presiones del entorno.

Pero no todo es negativo. Desde hace cinco o seis años, la familia, colegios y padres están cada vez más concienciados y atentos para detectar estos casos.

«Cuanto antes se diagnostique, más fácil es aplicar un tratamiento eficaz», asegura el doctor Velilla.

Las terapias y tratamientos médicos para los trastornos de la conducta alimentaria suelen prolongarse durante cinco a siete años. En estos días, las consultas están recibiendo casos de pacientes que comenzaron a presentar síntomas desde principio de año.

Ellos se obsesionan con el músculo

Ellas se obsesionan con la delgadez y ellos con el músculo. Cada vez hay más hombres que sufren vigorexia, un empeño enfermizo por el culto al cuerpo, que se traduce en una práctica desmesurada de ejercicio físico, unida a un escrupuloso control de la alimentación.

Algunos recurren a anabolizantes. «Disfrutamos de más calidad de vida y eso hace que nos preocupemos más por el físico; el problema comienza cuando la imagen se convierte en una obcecación», explica el nutricionista Juan Revenga.

Las claves

La mayoría son chicas: El 88% de los pacientes que atiende la unidad de trastornos de la conducta alimentaria en la adolescencia del Clínico son chicas.

Visten ropas amplias: Llevar ropas amplias en verano, evitar las playas y piscinas, los cambios bruscos de carácter, son algunos de los síntomas que pueden alertar sobre la presencia de un trastorno alimentario.

Aumento en otoño: Los médicos también destacan que en los meses posteriores al verano se diagnostica una mayor cantidad de casos de pacientes con trastornos alimentarios. La mayoría se han ido desarrollando en verano.