Ndiayl Mulaye, el 'mantero' que sufrió heridas de gravedad al ser arrojado por unos desconocidos desde un puente el pasado 29 de agosto en la localidad valenciana de Buñol, la noche anterior a la celebración de la tradicional 'Tomatina', ha indicado al juez que no consigue identificar a sus agresores de forma directa, según han informado a Europa Press fuentes conocedoras de la declaración.

Mulaye estaba citado este miércoles ante un juzgado de Requena (Valencia) para declarar por la agresión que sufrió el pasado verano. Junto a él, también ha comparecido un testigo presencial de los hechos, quien tampoco pudo distinguir las caras de los agresores.

El caso de este hombre llegó a ser archivado el pasado mes de noviembre al no poder identificar a ninguno de los agresores, pero en enero de 2013 fue reabierto al aportarse al procedimiento nuevas pruebas, entre ellas, diversas fotografías, según ha indicado el delegado en la Comunitat de Movimiento contra la Intolerancia, Ángel Galán, quien ha acudido este miércoles a los juzgados, en compañía de otro miembro de la entidad, para apoyar al denunciante.

En su declaración, Mulaye, quien tras el incidente pidió ayuda para obtener los papeles que le permitieran regularizar su situación en España y encontrar un trabajo una vez salió del hospital, ha vuelto a contar lo que le pasó el 29 de agosto.

El incidente tuvo lugar sobre las 4.30 horas, en las horas antes del comienzo de la 'Tomatina'. La Guardia Civil recibió el aviso de que había un hombre herido debajo del puente de La Jarra porque unas personas le había empujado y tirado desde arriba. Este hombre, inmigrante, vendía gafas de forma ambulante por la localidad, aprovechando la fiesta.

Y esto es lo que ha reproducido ante el juez de Requena. Respecto a los autores de la agresión, ha señalado que no consigue reconocer a nadie de forma directa, que no puede identificar a los autores porque no los vio bien.

Siete días en la uci

Como consecuencia del incidente, Mulaye, natural de Senegal y de 32 años, tuvo que ser hospitalizado por diversas fracturas por todo el cuerpo, por las que tuvo que pasarse siete días en la UCI. De hecho, según su hermano, pudo salvar la vida gracias a que la mochila que llevaba amortiguó el golpe.

En el momento de la agresión, afirmó a su salida del hospital que "casi" se muere, hasta el punto de que al llegar al centro sanitario no se podía "ni levantar ni mover" y únicamente podía estar acostado. "No sé quien me hizo eso ni quién venía detrás de mí", dijo en ese instante.