El director de cine Rodrigo Cortés es un gran contador de historias y, al parecer, ahora ha decidido contar una en Twitter sobre una estafa inmobiliaria que "está en progreso".

Con ironía y perspicacia, Cortés se ha metido en un "juego" con el que pretende mostrar a los usuarios de Twitter cómo funcionan las ya habituales estafas dentro del mundo inmobiliario.

Se topó con una de ellas, un espectacular piso, en una maravillosa zona a un precio muy por debajo de la media en el mercado y, en vez de hacer caso omiso, se ha hecho pasar por una víctima potencial.

Todo empieza con un aviso de la web de alquiler y compra de pisos, Idealista, acerca de un apartamento en la calle Toledo de Madrid: 160 metros cuadrados, garaje, tres dormitorios y tres baños, recién reformado, incluye televisión, wifi y aire acondicionado. Todo por el módico precio de 750 euros al mes (gastos incluidos).

Si las condiciones del piso no sonaban ya raras, el correo electrónico de la supuesta dueña del piso y el 'copy/paste' mal hecho hacen sospechar a Cortés de que, efectivamente, se trata de una estafa. Para colmo, el dominio, procedente de un veterinario, hace perder la confianza a cualquiera. Sin embargo, el director gallego continúa su "juego".

"El texto es una bicoca. El formato del mensaje delata ya un corta y pega poco currado, pero esa puede ser parte de la clave, porque (leed el texto): ¿hace falta inventar tanto? No sólo el piso es un chollo, puedo dejarme los grifos abiertos y conectar un tiovivo a la corriente", comenta en la red social.

"Siento curiosidad por saber en qué consiste la estafa, cómo pretende pedirme dinero. Con qué argumentos", cuenta Cortés, mientras espera la respuesta de María.

La dueña de la ganga inmobiliaria insiste en conseguir el DNI de Rodrigo, por lo que el director sospecha que lo quiere utilizar para dar confianza a su próxima víctima, compartiendo la imagen. "No he comentado, por cierto, que por fin parece claro para qué quiere María mi carné. Para infundir, quizá, confianza al siguiente mirlo, cuando cambie su bonito nombre por el mío y no tenga ningún inconveniente en mostrar mi carné. ¿Puede ser, @policia?", escribe.

"Excuso decir que no he adjuntado el DNI de María porque pertenecerá, claro está, a la verdadera (e infortunada) María, cuyo segundo apellido he obviado por razones evidentes. Rezo por que los pobres animales del hospital veterinario —que no tienen culpa de nada— estén bien", comenta el director.

Finalmente, escribe un mensaje a María para excusarse por la tardanza en enviarla el DNI. ¿Cuál será el siguiente paso?