Por qué Madrid es una villa y no una ciudad

Plaza de La Villa, Madrid
Plaza de La Villa, Madrid
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Plaza de La Villa, Madrid

Madrid es la única capital europea que, oficialmente, ostenta el título de villa y no de ciudad. La historia de Madrid como villa se remonta a la Edad Media. En aquel tiempo, el término ‘villa’ tenía connotaciones jurídicas específicas y se refería a una localidad que tenía ciertos privilegios y derechos otorgados por la corona o la autoridad feudal.

En el caso de Madrid, su estatus de villa fue formalmente reconocido en 1202, cuando el rey Alfonso VIII le otorgó el Fuero de Madrid, un conjunto de leyes que regían la vida en la localidad. Entre ellos, el más importante era el de poder elegir a sus propios alcaldes y concejales, sin depender de ningún señor feudal. Así, Madrid se convirtió en una villa de realengo, es decir, bajo la jurisdicción directa del rey.

Este estatus le permitió a Madrid gozar de una gran autonomía política y administrativa durante la Edad Media y el Renacimiento, lo que favoreció su crecimiento económico y demográfico. 

De villa a capital del imperio

A pesar de su crecimiento y desarrollo, Madrid ha mantenido su título de villa incluso después de convertirse en la capital del Imperio Español en 1561 por decisión de Felipe II. La elección de Madrid como capital fue en parte estratégica, debido a su ubicación geográfica en el centro de la península ibérica, lo que facilitaba la administración y la comunicación con las diferentes regiones del imperio.

A partir de entonces, Madrid se convirtió en el centro político y administrativo del imperio español, lo que implicó una mayor injerencia del poder real en sus asuntos locales. Así, Madrid perdió parte de su autonomía y se vio sometida a las decisiones del monarca y sus ministros.

Además, al ser una villa y no una ciudad, Madrid no pudo acceder a ciertos honores y distinciones que sí tenían otras ciudades, como el derecho a tener un escudo de armas propio, una catedral o una universidad. Estas carencias se fueron subsanando con el tiempo, pero no sin dificultades.

Por ejemplo, el escudo de armas de Madrid se basa en el del reino de Castilla, con la adición del oso y el madroño, símbolos tradicionales de la villa. Sin embargo, este escudo no fue reconocido oficialmente hasta 1967. La catedral de Madrid, la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Santa María la Real de la Almudena, se construyó entre 1883 y 1993, siendo la última capital europea en tener una. Y la universidad de Madrid se fundó en 1836, tras la supresión de la antigua universidad de Alcalá de Henares.

El título de villa ha marcado la historia y la identidad de Madrid, dotándola de un carácter singular y diferenciado dentro del panorama nacional e internacional. Este título no solo es un recordatorio del pasado, sino también un elemento central de la identidad de los madrileños. Sin embargo, cabe destacar que hay iniciativas, por parte de algunas entidades culturales, para que Madrid obtenga el rango de ciudad y deje de ser una villa.

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