Quien diga que no ha intentado dormirse en algún trayecto largo durante un viaje en transporte público, miente. Es un buen momento para intentar descansar un poco después de una larga jornada de trabajo. Aunque hay que estar medianamente atento, ya que esta 'siesta' se puede ir de las manos.

Y así fue para David Bonilla, un joven valenciano de 22 años que volvía a casa después de haber estado todo el día trabajando y visitando a su familia. El chico cogió el metro para volver a casa, ya que aunque era tarde, aún había servicio.

"Sabía que me estaba quedando dormido, pero la última vez que abrí los ojos me quedaban 15 minutos para llegar", reconoce. Pero el cansancio se apoderó de él y cayó en un sueño profundo del cual tardó más tiempo en despertar.

Cuando abrió los ojos, el convoy estaba llegando a las cocheras de Metrovalencia para ser estacionado hasta el día siguiente. David tenía esperanzas de que el conductor le viese y fuese a su rescate, pero pasó todo lo contrario. "Ni me vio ni me oyó", cuenta a Levante-EMV, la compañía de metro. 

"¡He acabado encerrado y nadie viene a buscarme! ¡Ayuda!", publicó en su cuenta de Twitter casi a la una de la mañana, junto a una foto del vagón, que estaba a oscuras.

Al ver que no surtía efecto, decidió llamar a emergencias para alertar a las autoridades y que fuesen en su rescate. Así pues, 20 minutos después del aviso, el personal de seguridad del metro le sacó de allí. 

El joven asegura que más que miedo y agobio, pasó vergüenza por la situación: "Yo pensaba, alguien tendrá que venir aunque fuese a las cinco de la mañana para reanudar el servicio de tren, así que miedo no, alguien me tenía que sacar sí o sí".