Desafiando las alturas para presumir de foto: Kjeragbolten, el peñasco sobre un abismo de 984 metros de profundidad

Un turista sobre Kjeragbolten, Noruega.
Un turista sobre Kjeragbolten, Noruega.
WIKIPEDIA/Svein-Magne Tunli
Un turista sobre Kjeragbolten, Noruega.

Entre los impresionantes rincones del mundo que dejan sin aliento se encuentra el Kjeragbolten, uno de los lugares más desafiantes de Noruega. Se trata de un antiguo peñasco encajado en una grieta al borde de la montaña Kjerag, en el fiordo Lysefjord, y que ha sido pesto a prueba bajo los pies de miles de turistas y aventureros.

Mejor no tener miedo a las alturas ni un poco de vértigo para garantizar la estabilidad sobre esta roca. Y es que son miles las fotos de aquella gente que se atreve a posar de pie sobre esta piedra gigante, encajada entre dos paredes rocosas, sobre un abismo aparentemente sin fondo.

Técnicamente, el abismo tiene 3.228 pies (984 metros) de profundidad, por lo que en términos de posibilidades de supervivencia en caso de caída, poca esperanza podría quedar. A pesar de su dramática apariencia, el Kjeragbolten es relativamente fácil de acceder a pie sin ningún equipo especial, lo que lo convierte en uno de los puntos turísticos más atractivos de Noruega.

Aunque el Kjeragbolten es más ancho de lo que parece en la mayoría de las fotos, es obvio que uno o dos pasos en falso pueden tener consecuencias fatales, por lo que es algo sorprendente que nadie se haya caído de él, al menos en la historia registrada.

Tampoco es que este rincón turístico tenga un historial especialmente limpio en lo que respecta a muertes. Aparte de su atractivo en Instagram, el lugar es también muy popular entre los saltadores base que lo utilizan como rampa para sus "vuelos sobre el hermoso paisaje noruego". A lo largo de los años, casi 10 de estos saltadores han perdido la vida, aunque la piedra no fue directamente responsable de su prematura desaparición.

El origen de esta roca se remonta a las edades de hielo, cuando Noruega estaba completamente cubierta de glaciares. El agua de deshielo ha reformado el valle hasta 22 veces y, con el calentamiento global, se experimentó un aumento en el nivel del mar y sus fiordos: esto dio lugar a una roca casualmente depositada durante el último período glacial, en torno al 50.000 a.C.

La gracia de este lugar no solo queda en sus alturas: casi parece ser una piedra que actúa como la cabeza de algún troll noruego, haciendo referencia a esas populares criaturas de la mitología nórdica que vigilaban el cruce de los puentes frente a los viajeros aventureros y les ponían a prueba para asegurarse de que fueran dignos.

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