El tomate de árbol, también conocido como tamarillo o tomate andino, es el fruto del Solanum betaceum. Esta fruta tropical se cultiva en Perú, Bolivia, Argentina, Colombia, Ecuador o Venezuela y su apariencia es muy similar a los tomates que podemos comer en España.
Pero, al igual que la patata, pertenece a la familia de las Solanáceas, que incluye más de 2.000 especies de plantas americanas. El tomate de árbol está disponible en tres variedades, que se diferencian por el color de su piel: rojo, naranja o amarillo. La variedad roja y la naranja son más dulces y tienen las semillas más tiernas.
El tamarillo se ha asociado con varios beneficios para la salud debido a su contenido nutricional: previene el envejecimiento, aporta proteínas, es fuente de carbohidratos, evita el estreñimiento y es una buena fuente de vitaminas y minerales, incluyendo vitaminas, además de hierro, potasio y folato.
Poder antioxidante
El tomate de árbol también aporta fibra, un componente que mejora el tránsito intestinal. Su aporte calórico es bajo, ya que se compone, sobre todo, de agua.
Entre sus componentes, destaca el alto contenido en vitamina A y C, con gran poder antioxidante, que contribuye a reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares o degenerativas, entre otras. En menor proporción, el tamarillo también tiene vitaminas del grupo B, como la vitamina B6, según Eroski Consumer, de la Fundación Eroski.
La vitamina B6 contribuye a la formación de glóbulos rojos y, además, este fruto también aporta minerales, tales como el calcio, uno de los elementos fundamentales para el fortalecimiento de los huesos.
El tomate de árbol ayuda a regular el azúcar en sangre por su aporte de fibra. En concreto, tiene pectina, un tipo de fibra soluble que ayuda a ralentizar la absorción del azúcar de los alimentos.
De sabor agridulce
Con todo ello, a modo de resumen, el tamarillo tiene propiedades antioxidantes, anticancerígenas, cardioprotectoras, antiinflamatorias, antimicrobianas, adelgazantes, hipoglucémicas, inmunitarias y quimioprotectoras.
Este fruto es de sabor agridulce y se puede consumir directamente crudo y en ensaladas, aunque mayoritariamente se usa para cocinar diferentes jugos, mermeladas y salsas para recetas, así como dulces y postres.
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