Karlos Arguiñano revela cuál fue el menú que eligió para su boda hace ahora 50 años

Arguiñano lo cuenta todo. Hasta nos ha contado cuál fue el menú de su boda. Ha llovido desde aquello. Se casó con María Luisa Ameztoy en 1974, hace ya 49 años. El menú fue sencillo, básicamente, cocina de producto.
Arguiñano con una botella de BodegaK5
Arguiñano con una botella de BodegaK5
BodegaK5
Arguiñano con una botella de BodegaK5

Karlos Arguiñano es uno más en buena parte de las familias en España. Al menos a la hora de cocinar. El cocinero vasco lleva años enseñando (o mejorando) a cocinar a miles de personas con mucho fundamento y mucho perejil.

De la mano de su popularidad televisiva, su restaurante en Zarautz está lleno un día sí y otro también. No es la cocina más moderna, ni lo pretende; es de hecho un punto clásica. El resultado es que allí, en el restaurante de su hotel, se come muy bien, por supuesto.

Si un día nos sentamos a la mesa de Arguiñano sabremos de su sabiduría culinaria y de lo sabroso de unas recetas más complejas, claro, de las que nos muestra en la pequeña pantalla. Pero, el chef vasco también es comensal. ¿Qué elige en esos casos?

Arguiñano lo cuenta todo: cuenta tanto como cocina. Y por contar ha contado en Hogarmanía cuál fue el menú que eligió para su boda. Ha llovido desde aquello. El cocinero nació en 1948 (tiene hoy 75 años) y se casó en 1974, hace ya 49 años. Mucho ha cambiado la gastronomía desde entonces, muchísimo.

Para el banquete de boda con María Luisa Ameztoy nuestro chef no se fue muy lejos. Por su elección, la comida tuvo lugar en el Hotel La Perla de Zarautz. Hubo 200 invitados y eso que Arguiñano cuenta que quería una celebración sencilla.

El menú fue sencillo, y más a ojos de hoy, pero eso fue lo que pidió el cocinero vasco. Básicamente, cocina de producto. Un buen marisco, una humilde sopa, una buena carne y un sencillo postre. Era 1974.

Para empezar, marisco

Entonces y ahora, el marisco no suele faltar en las bodas. En la de Arguiñano se trató de cigalas. Seguro que fue lo más caro del menú. Y siendo el año que era, seguro que eran grandes y hermosas. Lo de las cigalas de mucho caparazón y poca carne llegó más tarde y hoy ocupa las bolsas de marisco congelado de los supermercados.

Una humilde sopa

Receta de sopa castellana o sopa de ajo
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Getty Images

Es muy habitual que en las bodas haya una sopa (los horteras prefieren decir consomé... como si así pareciera mejor), pero que sea una sopa de ajo, una humilde sopa de ajo, ya no es tan común. Esa sopa, llamada también castellana, fue lo que se llevaron a la boca los invitados a la boda de Arguiñano. Calentita, sabrosa y deliciosa.

El plato fuerte, carne

Cordero asado con patatas gratinadas
Cordero asado con patatas gratinadas
Le Train Bleu

De clásico en clásico, el plato fuerte de aquel banquete fue una carne: cordero asado. No ha dado todos los detalles, pero tal vez en esta elección tuvo algo que ver la novia. María Luisa es de origen riojano y allí gusta mucho la carne de cordero (típicas son sus chuletillas al sarmiento).

Un postre sencillo

Y si sencilla era esa sopa de ajo que llegó tras las cigalas, sencillo fue el broche final del banquete. El postre fueron fresas con vino. No fueron perdices, pero la felicidad de Karlos y María Luisa sí parece haber durado... 49 años ya.

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