El hijo pródigo ha vuelto a casa. Santi Freixa, capitán de la selección española de hockey sobre hierba, ha regresado a su equipo de todo la vida, el Atletic Terrasa, fundado por su abuelo en el año 1952.

¿Tenía ganas de volver?

Ha sido una decisión vital. Llevaba cuatro años viviendo y estudiando en Ámsterdam.

¿La holandesa es la mejor liga de hockey hierba del mundo?

Es la más competitiva. La alemana o la española tienen buenos equipos, pero no tantos.

¿Cómo es la liga española?

Aquí solo pueden ganar la liga cuatro: Club de Campo, Egara, Polo y nosotros. No es solo por dinero. Más por tradición, historia y cantera.

¿En Holanda se puede vivir de este deporte?

Durante la temporada vives del hockey, pero luego tienes que buscar trabajo. Es un deporte semiprofesional.

Además ha estado estudiando.

Sí, en Holanda he hecho Administración de Empresas. Este último año acabé la tesis. Y aquí voy a hacer Comercio.

¿Tiene tiempo para todo?

Al final, es la mejor opción porque estoy disfrutando de todo lo bueno del hockey y me estoy formando para el futuro.

¿Qué duele más: un bolazo o que te den con el stick?

La bola produce más lesiones, pero el stick duele más. Hay golpes, pero los riesgos están controlados. Las lesiones más graves son de rodilla. Yo he tenido de ligamentos, cartílagos y menisco.

¿Y no ha pensado nunca en la retirada?

He vuelto esta temporada y no sé lo que voy a hacer la que viene. Con las lesiones he aprendido a vivir el momento, a disfrutar año a año.

¿Le dieron opción de destacar en otro deporte?

Con los antecedentes en mi familia, sería complicado. Probé otras cosas, pero siempre estaba presente el hockey.

¿Estará España en los Juegos de Londres 2012?

El Europeo se nos dio mal y tenemos que ser críticos con nosotros mismos si queremos conseguir este objetivo en el Preolímpico.

¿En qué consiste su proyecto Stick for India?

Queremos ayudar por medio del deporte en el distrito de Anantpaur, uno de los más pobres del país. Comparado con aquello, y a pesar de la crisis que vivimos en Occidente, somos unos afortunados.