Ruth Beitia «Fuera de la pista soy muy coqueta»

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Cuando desciende de pellizcar las nubes, sus larguísimas extremidades la llevan casi siempre hacia iluminados escaparates donde, con imaginación, viste y desviste a un cuerpo inacabable y fibroso al que el entrenamiento y la disciplina han logrado catapultar hasta los dos metros de altura y premiar con un Subcampeonato de Europa.

¿Se arregla para salir a competir?

Sí, claro. Me pinto los labios y me maquillo ligeramente. Es natural, todas lo hacemos. Fuera de las pistas soy muy coqueta y me gusta ponerme guapa siempre que puedo.

¿Hay coquetería en las pistas?

Procuramos que la ropa deportiva nos siente bien, porque a veces es o demasiado grande o muy amplia o un tanto corta.

¿No se observan de reojo?

Cada una es como es, y en plena competición una va a intentar ganar y santas pascuas. Pero en ocasiones no puedes evitar observar a tus rivales. Por ejemplo, en los Europeos de Madrid, la saltadora búlgara Veneva llevaba las braguitas un poco altas y le hacían un gurruño muy extraño. Eso, unido a que es superflaca, le daba un aire bastante peculiar.

También se depila, claro.

Más que nada, por estética. Sería un horror si algunos pelos se quedasen al descubierto.

¿Ha notado el cambio de tendencias en el deporte femenino?

El pudor ha quedado relegado. Las atletas prefieren salir a competir con unas braguitas y un top que con unas bermudas y una camiseta, pero hay que ser claros, no vamos de escaparates, nadie paga por ir a vernos vestidas de una u otra forma. Se equivocaría quien creyese eso. Antes que ir guapas es estar bien entrenadas y llegar en las mejores condiciones a las competiciones. El top y las braguitas están siempre en función de la comodidad.

¿Tiene alguna prenda fetiche?

Primero adquirí la manía de competir con los calcetines con los que conseguía el primer triunfo del año. Luego me dio por saltar con mallas largas, pero ya me he sacudido de encima esas costumbres.

¿Le gusta ir a la moda?

Me agrada la buena ropa y vestir bien. Sigo las tendencias y todo lo que acontece en las pasarelas. Me gusta cambiar y estaría constantemente comprando lo que veo en las revistas de moda. El problema es que no me alcanza el dinero para comprar lo que quiero realmente.

¿Ha probado en las rebajas?

Llegan cuando estoy compitiendo, y cuando puedo acercarme todo se ha agotado.

Entre la comodidad y la elegancia, ¿qué elige?

Me paso la mitad de mi vida enfundada en un chándal, una malla o cubierta con un chubasquero, así que cuando desconecto de ese mundillo, lo primero que se me ocurre es ponerme una falda o un pantalón y tacones.

¿Llama la atención por alta?

No tanto, sólo un poquito. 190 centímetros tampoco son como para atraer tantas miradas.

¿Le gustaría desfilar?

Nunca me lo he planteado. Este verano me hice unas fotos para un book particular, pero sólo estoy dispuesta a llegar hasta ahí.

¿Se atrevería a diseñar?

Todavía no, pero todo se andará. Hace un año, cuando me estaba recuperando de la última lesión, me dio por apuntarme a una academia de corte y confección y ahora coso con más habilidad y ya me he atrevido a hacer mi primera falda y un par de pantalones de pijama.

¿Ha oído hablar de Sagrario Aguado?

Sí, claro, y la conozco personalmente porque acude a muchas competiciones y siempre viene a charlar y animar a las saltadoras de altura. Marta Mendía y yo tenemos mucha amistad con esa gran pionera del salto de altura en España.

¿Y qué opina de vuestro modo de vestir?

Le encanta. Le hubiera gustado vivir una época como la nuestra, con tanta permisividad y respeto por la mujer. A ella no le hubiesen dejado salir a competir como vamos ahora nosotras. Afortunadamente, ha cambiado mucho el papel de la mujer. Existen ámbitos en los que todavía no podemos competir pero, en general, las cosas están mejorando a gran velocidad.

¿Cómo celebró la medalla de plata?

Me fui con la familia a tapear por Madrid.

¿Y qué le pareció?

Muy bueno, pero donde esté Santander, que se quite el mundo entero. Madrid está muy bien, pero le falta el mar.

¿Superará este año los dos metros?

Espero que sí, y los Campeonatos del Mundo serían un magnífico escenario para conseguirlo.

¿De qué dependerá?

De entrenarme muy bien y competir con toda la tranquilidad del mundo, de no agobiarme y saltar sin presión alguna, como me aconseja mi psicóloga.

Pimpampum

w ¿Una película? Tesis, de Amenábar.

w ¿Un libro? Los pilares de la Tierra.

w ¿Una amiga? Marta Mendía.

w ¿Un ídolo? Javier Sotomayor.

w ¿Una ciudad? Santander.

w ¿Su plato favorito? El sargo al horno de mi madre.

w ¿Un día perfecto? El 5 de marzo de 2005.

w ¿Qué detesta? La hipocresía.

w ¿Qué le fascina? La amistad.

w ¿A quién adora? A mi madre.

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