Oyarzabal, la vida universitaria de un futbolista de élite

  • El futbolista de la Real Sociedad ha confesado en una entrevista cómo es su vida, alejada del lujo.
  • Comparte piso con sus compañeros de carrera, Empresariales, de la que está a punto de graduarse.
Mikel Oyarzabal, jugador de la Real Sociedad.
Mikel Oyarzabal, jugador de la Real Sociedad.
Real Sociedad
Mikel Oyarzabal, jugador de la Real Sociedad.

Mikel Oyarzabal (Eibar, 1997) está a punto de arrancar la que será su tercera temporada en el primer equipo de la Real Sociedad, dónde ya acumula más de 100 partidos con solo 21 años. Con la retirada de Xabi Prieto, el dorsal '10' se quedó huérfano, pero Oyarzabal no dudó a la hora de escoger su nuevo número para la 2018/2019. Un dorsal con mucha historia en el conjunto txuri-urdin: con él triunfaron leyendas como John Aldridge, Javier de Pedro o Valeri Karpin, jugadores que marcaron una época en Donosti.

Lejos de endiosarse, pese a ser el referente de la cantera de Zubieta, el jugador de Eibar ha demostrado tener los pies en el suelo. En una entrevista para 'Diario Vasco', el internacional sub21 cuenta cómo es su vida, que recuerda más a la de cualquier chico de su edad que sólo ve el fútbol por televisión. "Si quieres salirte de la realidad y pensar que estás por encima de los otros, puedes hacerlo, pero si quieres seguir siendo el mismo de siempre no es tan difícil actuar en consecuencia", explica el extremo zurdo realista.

Oyarzabal acaba de aprobar todas las asignaturas de 3º de Empresariales y solo le queda un curso para graduarse. "Me queda el último año, cuando empecé me puse el reto de ir al mismo ritmo que mis amigos", recuerda. El futbolista de la Real Sociedad compagina sus estudios con su mediática profesión gracias a la colaboración de sus compañeros de clase. "Durante el año me pasan apuntes y colaboran en los trabajos, y lo he logrado. Sin su ayuda todo habría sido más complicado", agradece.

A sus 21 años, reconoce que es importante tener una segunda salida para cuando se aleje de los terrenos de juego. "Nunca sabes qué puede pasar, es importante tener una segunda opción de futuro al margen del fútbol". Por las mañanas tiene los entrenamientos y por las tardes le echa "horas con los libros", y aunque admite que "muchas veces no apetece", lo tiene como una prioridad en su vida.

Este futbolista de élite, con casi 100 partidos en Primera División, no vive en un chalet adosado ni en un caserío alejado de la ciudad: vive en un piso de estudiantes con sus compañeros de carrera. O al menos hasta ahora. "Este año se acaba la historia, dos de ellos se van de Erasmus y el tercero empieza a alternar las prácticas en una empresa con la carrera. He pasado dos grandes años con ellos, son los que me han aguantado en los malos momentos", recuerda.

Pero no sólo su vida del día a día es distinta. Mikel Oyarzabal es de los pocos futbolistas que no tiene representante y los encargados de llevar sus temas futbolísticos son sus padres. "No veo a nadie mejor que ellos para aconsejarme, desean lo mejor para mí y no me ha ido mal. Creo que es la mejor opción", argumenta.

Este carácter, ese anclaje a la tierra que se ha convertido en su filosofía de vida, le hace no perderse en las nubes. Su nombre ha sido vinculado al de clubs como el Barcelona o el Real Madrid, donde acaba de aterrizar su buen amigo Álvaro Odriozola, y su buen hacer en el campo le ha granjeado el reconocimiento público y notorio del mundo del fútbol. Su nombre acaba de ser incluido entre los sub21 más valorados de Europa y él figuraba el décimo en una lista encabezada por Kylian Mbappé.

Después de una temporada en la que ha conseguido 12 tantos en Liga, su equipo ha perdido piezas fundamentales como el mencionado capitán Xabi Prieto, Álvaro Odriozola o Sergio Canales, y sobre Oyarzabal recae las esperanzas de una afición que quiere regresar a Europa. Tendrá que llevar el peso del equipo realista sobre sus hombros, mientras hinca los codos para conseguir el ribete de graduado en Empresariales.

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