Con la retirada de Javier Fernández, se va uno de la última hornada de la llamada Edad de Oro del deporte español. El madrileño consiguió meter en las casas de todos el patinaje artístico sobre hielo, una modalidad nada sencilla de entender por las dificultades técnicas, pero que se basa en una idea sobre la que Fernández siempre ha destacado: el espectáculo.

Fomentar el 'show' es una de las claves del éxito de un Javier Fernández que gracias a la unión de una técnica impecable con una puesta en escena muy original, superó cotas nunca antes vistas para un patinador español.

Una de sus actuaciones más sonadas (y más virales) fue la de la exibición en Canadá en 2013. La performance consistía en la entrada con un equipo de música al hombro, antes de quitarse la sudadera y convertirse en un superman.

En la búsqueda de una vuelta de tuerca, Javier Fernández no dudó en ponerse un traje de luces para mostrar una de sus grandes pasiones, la tauromaquia. Fue en la Rostelecom Cup de 2015.

Una de sus primeras actuaciones internacionales que llamó la atención fue en 2007, cuando tenía sólo 15 años, en el Europeo de ese año. Le dedicó su programa corto al mítico Bruce Lee y su biografía 'Dragon'.

Entre 2012 y 2013, homenajeó en su programa libre a un hombre del que, dijo, aprendió mucho de composición escénica: el legendario Charles Chaplin. Su actuación de 'Tiempos Modernos', que recuperó años después para el programa corto, le granjeó éxitos y encaminó su medalla olímpica en Pyoengchang.

Convertido ya en una leyenda, en su última temporada en activo centró su programa libre en un homenaje a la figura universal de Don Quijote de la Mancha. Gracias a este ejercició, logró convertirse en campeón de Europa por sexta vez consecutiva.

Aunque no fue en competición, Javier Fernández también mostró su carisma y sentido del humor al participar en una cámara oculta en la que dejó de piedra a unos niños: ¿cómo pensar que ese Papá Noel que patinaba a su lado era el bicampeón del mundo?