Bayern Múnich e Inter de Milán, contra las cuerdas en los octavos de final

El jugador Arjen Robben (i) de Bayern disputa un balón con Valentin Stocker (d) del Basilea.
El jugador Arjen Robben (i) de Bayern disputa un balón con Valentin Stocker (d) del Basilea.
EFE
El jugador Arjen Robben (i) de Bayern disputa un balón con Valentin Stocker (d) del Basilea.

El Olympique de Marsella y el Basilea hicieron saltar las alarmas este miércoles en la ida de los octavos de final, al imponerse respectivamente en su feudo al Inter de Milán (1-0) y el Bayern Múnich (1-0), complicando así sendas eliminatorias de la Liga de Campeones que resolverán en tres semanas.

El conjunto francés de Didier Deschamps sacó provecho de su mayor fe en la victoria e hizo bueno un gol logrado a balón parado, cuando todo hacía pensar que el encuentro acabaría en tablas, en un encuentro que no tuvo dueño ni ocasiones.

De hecho, hubo que esperar al descuento para que los italianos empezaran a pensar que habían salido indemnes del Velódromo marsellés y para que Ayew se beneficiara, en un córner, de la indolencia de Stankovic y batiera a Julio César.

Por su parte, el FC Basilea volvió a sorprender en la Liga de Campeones y derrotó en su estadio por 1-0 al Bayern Múnich alargando el hito de haber eliminado esta temporada al Manchester United en la fase de grupos.

La primera parte repartió ocasiones para los dos equipos, pero los porteros, Jan Sommer y Manuel Neuer, hicieron los deberes y evitaron que el marcador se moviera para uno u otro lado. Y también el larguero, que desbarató un disparo del delantero del Basilea Frei cuando rondaba la primera media hora de juego.

El tanto del partido llegaría en la segunda mitad (minuto 76), a favor de un conjunto suizo que apenas llegó a la portería de Neuer, justo cuando el equipo muniqués dominaba más: pase de Xoa a Stocker, que se queda delante de Neuer y no falla.

Tras el gol, el Basilea se adueñó del partido y el Bayern no solo tuvo problemas para llegar en los últimos partidos, sino incluso para apropiarse del balón.

El conjunto de Jupp Heynckes se verá obligado a remontar dentro de tres semanas si quiere mantener sus opciones en una competición en la que parte como uno de los favoritos, ya que la final se disputará en el Allianz Arena de Múnich.

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