La confirmación oficial de que dos ciudades alemanas, Berlín y Hamburgo, desean organizar los Juegos de 2024 o 2028 sugiere que las acciones olímpicas vuelven a cotizar al alza en todo el mundo, después de que en los últimos años la crisis económica aconsejase a muchos alcaldes guardar en un cajón sus proyectos deportivos.

Las dos ciudades germanas, entre las que la Confederación Olímpica del Deporte Alemán (DOSB) tendrá que elegir en los próximos meses, se unen en sus deseos olímpicos a Dubai y a Doha, a las estadounidenses Los Angeles, Boston, Washington y San Francisco y quizá a París (criticada por muchos galos, por cierto), a la sudafricana Durban y a alguna ciudad de Italia, que aún meditan si darán el paso.

Esta efervescencia, más de un año antes de que haya que oficializar las candidaturas de 2024 ante el COI, marca un cambio de tendencia respecto al proceso actualmente en curso, el de la elección de los Juegos de Invierno de 2022, al que solo se presentaron tres ciudades, Pekín, Almaty y Oslo, pese a contar al principio con seis. El temor a incurrir en excesivos gastos frenó las aspiraciones de otras aspirantes, que no lograron convencer a sus gobiernos o a sus ciudadanos de que el esfuerzo mereciera la pena.

El COI celebrará el próximo diciembre una asamblea extraordinaria en la que revisará, entre otros asuntos, las normas que rigen la elección de la ciudad organizadora de los Juegos Olímpicos. La idea es simplificar y abaratar los trámites, por lo que, si se confirma esta tendencia, es probable que aumente la lista de aspirantes a comienzos de 2015.

El propio Comité Olímpico Estadounidense (USOC) ha expresado su deseo de saber hacia dónde apunta el COI antes de elegir la ciudad con más opciones de éxito. Pero lo cierto es que, después de que los Juegos de 2016 vayan a celebrarse en Río de Janeiro y los de 2020 en Tokio, numerosos miembros de la 'familia olímpica' están convencidos de que la elección de 2024 será un partido tipo Copa Ryder: Estados Unidos vs Europa. Alejandro Blanco, presidente del COE, también mostró su interés por los cambios de cara a un futuro nuevo asalto de Madrid.

El país norteamericano organizó por última vez los Juegos Olímpicos de Verano en 1996 en Atlanta y los de Invierno en 2002 en Salt Lake City, y desde entonces ha recibido fuertes reveses con las candidaturas de Nueva York 2012 y Chicago 2016. También el deporte alemán convive desde hace meses con cierta desazón olímpica, después de que los habitantes de Múnich votasen en 2013 en contra de una candidatura para los Juegos de Invierno de 2022 que ya estaba muy adelantada.

Se mantiene la incógnita sobre lo que hará París, que en 2024 celebraría el centenario de sus segundos y últimos Juegos, los de 1924. Y siempre cabe esperar otra intentona de Estambul, la eterna candidata, que fue finalista ante Tokio en la elección de 2020.

Esta diversidad de candidaturas sería del agrado del COI, que ahora desea proyectos variopintos y de distintas dimensiones y presupuestos. El director general del COI para los Juegos, el suizo Gilbert Felli, ha expresado que quieren ver "distintas formas de organizar los Juegos Olímpicos". "Desde ahora nosotros nos adaptaremos a las candidaturas, no al revés", ha señalado Felli.  Las candidatas al 2024 deberán presentarse en 2015 y la sede de los Juegos se elegirá en 2017, siempre que el COI no cambie los plazos habituales en su asamblea del próximo diciembre.