Girona y Valladolid empataron sin goles en el encuentro que dio el pistoletazo de salida a la nueva temporada de LaLiga. Un partido de quiero y no puedo para el conjunto de Eusebio Sacristán, que no encontró resquicio alguno ante el buen planteamiento del equipo vallisoletano.

Una primera toma de contacto con el nuevo curso que aspiraba a ser interesante pero que no ha terminado de cumplir con las expectativas. Y eso que el Girona lo intentó de todas las maneras. Sobre todo desde fuera del área ante una acérrima defensa del Valladolid que invitaba a poco más. Fue a los diez minutos cuando Alex Granell probó con un lanzamiento de falta que Masip consiguió despejar de milagro.

Era el primer aviso. Antes del descanso Borja García mandó por encima del larguero el quinto disparo local. Sería el último de la primera parte. Antes, Aleix Garcia y de nuevo Granell lo intentaban sin suerte y casi con más impotencia que otra cosa. No había manera de entrar ante la propuesta de Sergio González.

Tras la reanudación, el síntoma fue el mismo. Mucha posesión para los de Eusebio pero que se volvía estéril ante la defensa visitante. Solo Stuani tuvo en sus botas castigar los únicos despistes blanquivioletas del encuentro. En la primera, recibió algo escorado pero libre de marca, por fin, dentro del área, pero su disparo, raso y potente, se marchó lamiendo el palo diestro de Masip.

Tuvo otra a falta de 15 minutos para acabar tras una gran internada de Muniesa por banda izquierda y un gran centro del catalán que Stuani no consiguió dirigir a portería con la cabeza. Poco del Valladolid en ataque, pero un trabajo más que suficiente atrás para aguantar la acometida local en los minutos finales y conseguir rascar algo fuera de casa. La idea es clara y de ahí, el equipo de Sergio no piensa cambiar. De momento, le sirve para sacar un empate en el primer partido fuera de casa.