Galicia y Camerún se quedaron en tablas (1-1) en el tercer encuentro amistoso de la etapa moderna del combinado autonómico gallego en un encuentro marcado por el retraso de una hora y media en su inicio debido a un problema interno de la selección africana, supuestamente relacionado con las primas de los jugadores.
En lo estrictamente deportivo, el choque, tras una primera parte que terminó con empate a cero, dio un vuelco absoluto en la segunda debido a la transformación de dos penaltis, uno por cada bando, obra de Julio Álvarez, en el minuto 72, y de Rigobert Song, del lado camerunés, en el 87.
Fue un partido de alternativas, en el que el juego fue poco a poco perdiendo el protagonismo por un fútbol más tosco que acabó con expulsados del lado camerunés que acabaron cumpliendo su papel con más pena que gloria y que dejó una pobre imagen para querer ganar la Copa África, en el debut como seleccionador de Otto Pfister.
Galicia fue mejor en el juego aunque finalmente tuviera que conformarse con las tablas debido al empate in extremis. Pese a todo, la fiesta del fútbol gallego transcurrió con un buen ambiente, sobre todo en la grada, con un público estoico que aguantó el frío y el retraso.
Hora y media de retraso
El partido que tendría que haber empezado a las 21:00 horas en el estadio de Balaídos de Vigo comenzó a las 22:30 horas entre las numerosas protestas del público. Y es que Camerún a punto estuvo de no presentarse al partido. Hubiese sido un plantón histórico.
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