La Unión Ciclista Internacional (UCI) ha anunciado la apertura de un "procedimiento disciplinario" contra cinco ciclistas, tres de ellos españoles, por la presencia de valores anómalos en su pasaporte biológico, el documento en el que se controlan de manera personalizada y desde el año pasado, los valores del organismo de 840 corredores para descubrir sustancias dopantes.

Igor Astarloa, campeón del mundo en 2003; Rubén Lobato, que se encontraba sin equipo, y Ricardo Serrano, ganador de una etapa del Tour de Romandía suizo en 2009, son los tres corredores españoles implicados. Los italianos Pietro Caucchioli y Francesco de Bonis completan el anuncio, el primero derivado del pasaporte desde su entrada en funcionamiento.

Cuestionada su eficacia y su condición de requisito indispensable para los equipos de cara a disputar el calendario ProTour (las mejores carreras del calendario internacional) o el impulsado por las tres grandes vueltas (Giro de Italia, Tour de Francia y Vuelta a España), el pasaporte biológico está costeado por los equipos y los propios corredores, quienes han de estar permanentemente localizados y deben someterse a los controles en cualquier momento del día.

Según los datos de su primera campaña en activo, se efectuaron análisis a 796 ciclistas. El pasaporte supuso 4.358 controles de sangre, tanto dentro como fuera de competición, y 2.143 de orina.