El Atlético de Madrid ha vencido con mucha solvencia al Huesca (3-0), en un partido que ha dejado dos partes bien diferenciadas. En la primera, los de Simeone han apretado el acelerador, dejando probablemente los mejores 45 minutos del curso. En la segunda y ante la proximidad del derbi ante el Real Madrid, que se disputará el próximo sábado, el cuadro colchonero bajó mucho la intensidad.

Simeone hizo rotaciones, y lo más llamativo fue la composición de su medio campo, sobre todo en los carriles interiores. Koke y Thomas ocuparon el doble pivote, y lo cierto es que dejaron un rendimiento fantástico, lo que choca con las dudas que hasta el momento han transmitido Rodri y Saúl, con el incuestionable asterisco de que el Huesca se mostró bastante concesivo, sobre todo en ese primer tramo de encuentro.

Con Koke gestionando los primeros pases y mucha movilidad entre líneas, Correa, Lemar y Griezmann recibieron de forma constante y masacraron la zaga del Huesca. El 1-0 llegó en el minuto 16, tras una gran combinación entre Correa, Diego Costa y Griezmann, que acabó en tanto a puerta vacía del delantero francés. El 2-0 fue obra de Thomas, en el minuto 29, con un enorme remate de media distancia, imparable para Werner, mientras que el 3-0 lo anotó Koke en el minuto 33, después de que buscase un pase sobre Correa que no tocó y que se coló en la portería rival.

En la segunda parte, el partido bajó muchísimo el ritmo. Era lógico, teniendo en cuenta que el Atlético de Madrid visita al Real Madrid y que estaba totalmente controlado, además de que el Huesca pobló más el medio campo al retirar al Cucho Hernández y meter a Aguilera, lo que también provocó que el cuadro colchonero tuviera menos espacios entre líneas. Simeone aprovechó para dar descanso a jugadores importantes, y Griezmann y Costa se fueron a la caseta incluso quedando sólo esos dos cambios, después de que Giménez se fuera lesionado, lo que puede provocar que el uruguayo no esté en el Santiago Bernabéu.