El fracaso de Madrid 2020 ha provocado que todas las miradas se fijen en las instalaciones olímpicas y especialmente en la joya de la corona: la Peineta, que habría sido el estadio olímpico. Descartada esta opción, la que parece que sigue adelante, no con pocos trompicones, es la idea de que el pabellón sea la futura sede del Atlético de Madrid.

Sin embargo, parece que la mudanza del Vicente Calderón al estadio de San Blas no acaba de materializarse y vuelve a sufrir el enésimo retraso en la fecha definitiva del traslado.

Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del Atlético de Madrid, garantizó no obstante este miércoles que el traslado del club desde el Manzanares a San Blas no tiene vuelta atrás.

En origen, y en caso de que la capital hubiese sido declarada ganadora por el Comité Olímpico Internacional, La Peineta iba a ser la joya de la corona de los Juegos, el estadio olímpico. La designación de Tokio como organizadora hizo despertar las dudas sobre la operación, pero Gil Marín se encargó de despejarlas durante una visita realizada a las instalaciones.

"Tenemos la intención de terminar las obras durante la temporada 2015/16, para que entrar en el nuevo estadio en la 2016/17", aseguró en una comparecencia junto al presidente del club, Enrique Cerezo, y el arquitecto responsable, Antonio Cruz.

"No hay ningún motivo de duda o de incertidumbre para que una constructora como FCC que cotiza en el IBEX 35, y está realizando obras en todo el mundo fuera del territorio español y por consiguiente no afectado por la crisis económica española, pueda tener la obra a tiempo", remachó.

La mención a FCC no es banal, dado que la remodelación y ampliación de La Peineta es una operación a cuatro bandas entre el Atlético, el Ayuntamiento de Madrid, la constructora y la cervecera Mahou.

De acuerdo al pacto original firmado en 2007, el Atlético cederá los terrenos del Calderón a FCC. Mahou, que ya ha derribado las instalaciones que tenía junto al coliseo rojiblanco, se marcha de la zona embolsándose dinero por su suelo. FCC, a su vez, debe encargarse de soterrar la M-30 en este punto y urbanizar la zona, quedándose con los beneficios de la construcción de 2.000 viviendas, incluyendo cuatro torres de pisos de lujo con vistas a Madrid Río. Además, tiene que sufragar los alrededor de 160 millones necesarios para el estadio olímpico.

El problema surgió en febrero de 2012, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) declaró ilegal levantar edificios de más de cuatro alturas junto al río Manzanares porque estos no se ajustarían al planeamiento urbanístico. Inmediatamente, FCC ralentizó los trabajos en el solar de Mahou y en La Peineta.

Ante el temor de dar una mala imagen ante el COI, el Ayuntamiento llegó a reclamar a FCC en enero de este año que construyese el estadio olímpico a pesar de la paralización de la 'operación Calderón'. Las obras no continuaron hasta que la Comunidad de Madrid cambió en marzo la Ley del Suelo para poder legalizar el proyecto de las torres de lujo.

Ahora, y según el arquitecto Antonio Cruz, la construcción del nuevo estadio avanza "a un ritmo normal", después de que haya finalizado la fase de cimentación del edificio. De haberle sido concedidos los Juegos Olímpicos a Madrid, el estadio necesitaría una pista de atletismo que ya no será edificada.

En cualquier caso, Cruz detalló que La Peineta no tendrá las 73.000 localidades anunciadas inicialmente, sino 69.000. La fecha de inauguración también ha cambiado. En lugar de en 2015, el Atlético no se mudará hasta la temporada 2016/2017.

Esta es la tercera vez que se modifica el momento de la mudanza. En 2008, el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, aseguró que esta se produciría en el año 2010. Posteriormente, se retrasó, consecutivamente, a 2011 y a 2012.