Un fallo garrafal de Ante Budimir cerró la jornada 31 de la Liga, literalmente, pues fue la última ocasión del último partido del fin de semana que quedó marcado por uno de los penaltis más extraños de la competición. Era la oportunidad de Osasuna para empatar, en el 96' un partido clave ante el Valencia con los puestos europeos en juego... pero un fallo inexplicable tiró todo por tierra. 

La pena máxima fue decretada sobre el propio Budimir después de la revisión en el VAR de Munuera Montero en el minuto 96', lo que dio a entender a todos que el hipotético gol cerraría el encuentro en tablas.

El encargado de golpear fue el propio croata, especialista desde los once metros pero cegado por la tensión y el significado que podía tener el gol. Cogió carrerilla, aceleró y un cambio de idea en el último segundo desbarató un disparo que rodó lento hacia el centro de la portería... para ser recogido allí por Mamardashvili.  

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Fue todo un jarro de agua fría en El Sadar, pues sabían que el punto que podían rescatar significaban en realidad los dos que podían arrebatar a un rival directo por los puestos europeos. No fue así, el Valencia ascendió a la séptima plaza con 47 puntos, ocho más que los de un Osasuna que necesitaba la victoria —o al menos el empate— para soñar.

"Ha pedido perdón varias veces, pero no tiene que pedirlo. Nos ha dado muchas alegrías", dijo Iagoba Arrasate en rueda de prensa tras el duelo en una muestra de cariño a su futbolista, tan importante en muchos otros duelos para lo positivo como en este para lo negativo.