Una de las peleas más interesantes de UFC 300 era, sin duda, la que enfrentaba a Max Holloway con Justin Gaethje por el cinturón del “tipo más duro” de UFC. Holloway se enfrentaba a uno de los retos más complicados de su carrera al subir de división (del peso pluma al ligero) y enfrentarse a uno de los pegadores más duros de la liga estadounidense. En el pasado, frente a Dustin Poirier, no le había ido bien y se había notado mucho la diferencia de pegada.

En esta ocasión, no obstante, las cosas fueron muy diferentes. Holloway había preparado muy bien la pelea, tanto táctica como físicamente. De hecho, si comparamos el cuerpo de Holloway de aquella pelea de 2019 con el del sábado, las diferencias son evidentes. Frente a Poirier el hawaiano presentaba una pequeña capa de grasa, como si no hubiera hecho corte de peso. Sin embargo, frente a Gaethje se veía que el campeón del peso pluma había ganado musculatura y, a partir de ahí, había cortado peso. El resultado fue un Max Holloway bastante más voluminoso y fuerte.

Por otro lado, en el apartado técnico, Holloway y su equipo plantearon una pelea extremadamente inteligente (muy en la línea de sus últimos compromisos). De este modo, Holloway fue minando muy poco a poco a Gaethje hasta retarle justo en el momento apropiado. Cuando ya había probado sus mejores golpes, se encontraba físicamente bien y su rival estaba mermado.

Entrar y salir

Gaethje, de todas formas, empezó bien la pelea, sin arriesgar demasiado y restando movilidad al hawainano con sus low kicks. El problema es que Holloway supo corregir muy bien la distancia e ir imponiendo su plan, que consistía en algo tan básico como pegar y que no le pegaran. Eso exigía entrar y salir muy rápidamente con sus golpes, circular casi siempre hacia su izquierda (fuera de la derecha de su rival) y evitar los intercambios, incluso cuando Gaethje parecía herido. 

Y es que hubo momentos en los que a Gaethje se le veía tocado y el cuerpo pedía intentar finalizar la pelea, pero Holloway, que tiene más kilómetros que un Seat Panda, no entró al trapo. Sabía que ahí su rival era especialmente peligroso. 

Patadas en giro

Muy a tener en cuenta fueron también las patadas en giro a media altura del hawaiano, lanzadas, en principio, solo al final de los asaltos para evitar demasiados riesgos. Si fallaba y se quedaba en mala posición sabía que su rival no tendría demasiado tiempo para hacérselo pagar. La primera de ellas, por cierto, hizo mucho daño a Gaethje y le condicionó la pelea al romperle la nariz. Desde entonces nunca pudo respirar igual el entonces campeón.

Picando poco a poco, por tanto, controlando la distancia y el cardio, Holloway llevó la pelea hasta donde quería. Esto no quiere decir que no se la jugara en los últimos segundos, sino que se la jugó en un momento en el que él sabía que tenía más probabilidades de ganar. Esto, por cierto, le hizo ganar dos bonos (Actuación de la noche y Pelea de la noche) que le reportaron 600.000 dólares.

KO preocupante

Gaethje también se llevó el bono de la noche, pero todavía no sabemos a costa de qué. El ko fue horrible, durísimo y hasta preocupante, porque pasó bastante tiempo hasta que recuperó la conciencia. Nunca habíamos visto a Gaethje caer así y nunca habíamos visto tampoco a Holloway desconectar a alguien así.