La tercera victoria de Carlos Sainz en la Fórmula 1 ha sido, probablemente, la más sencilla para el madrileño. La presión monumental a la que fue sometido en Silverstone en 2022 y en Singapur en 2023 entran en contraste con el dominio que el piloto de Ferrari ha tenido en Albert Park, con un pilotaje superior al resto, pero con la 'calculadora' que diferencia a los mejores. 

Sainz partía segundo en Melbourne, aunque atacó a Verstappen desde los primeros metros. El español apenas tardó tres vueltas en ponerse primero, aunque el lento ritmo de 'Super Max' hacía pensar que el de Red Bull tenía un problema. 

Así fue el abandono de Verstappen en el GP de Australia... y su monumental cabreo en boxes

Así era, pues el holandés abandonó un gran premio dos años después, dejando la prueba en manos de un Sainz con un ritmo eminentemente superior al de Leclerc y los McLaren, sus grandes perseguidores. 'Bucéfalo' paró varias vueltas después que el resto, lo que le permitió tener gomas más nuevas durante la mayoría de las vueltas. 

A pesar de que sus neumáticos cayeron en las últimas, el accidente de George Russell le permitió al español relajarse, cruzando la línea de meta bajo un Virtual Safety Car. Después de celebrar y cantar por la radio, y ser nombrado el Piloto del Día, Sainz se abrazó con su padre, Leclerc, los mecánicos de Ferrari y Lando Norris, a quien le recomendó operarse del apéndice para mejorar su rendimiento. 

Una vez escuchado el himno español y descorchado el champán, el madrileño compartió el siguiente mensaje a través de sus redes sociales: "Vaya montaña rusa! Me he sentido bien en el coche desde la vuelta 1 y traemos a casa la primera victoria del año. El equipo merece este doblete. Carrera perfecta, con la estrategia y los pit-stops clavados. Vamos con esta inercia a Japón!"