La polémica ha rodeado a Red Bull durante las últimas semanas después de que un miembro de la escudería austriaca acusara a Christian Horner, jefe del equipo, de enviar imágenes explícitas a una empleada. Estos "comportamientos transfronterizos", como los califica el equipo, están siendo investigados de forma interna. 

En medio de la polémica, el equipo de la bebida energética presentó el pasado jueves su nuevo monoplaza para la incipiente temporada de Fórmula 1, en la que la escudería celebrará su vigésima campaña bajo el nombre de Red Bull. Una vez finalizada la presentación, Christian Horner concedió una entrevista al medio 'Sky Sports', y comentó las acusaciones en su contra. 

"Obviamente, niego por completo cualquier acusación contra mí, pero por supuesto que colaboraré con esa investigación, que espero concluya en un futuro cercano", categorizó Horner, quien ha liderado un proyecto de Red Bull con el que está "totalmente comprometido" durante 19 años: "Yo he construido este equipo. He convencido a gente para que venga y trabaje aquí, disfruto trabajando con el equipo y con la gente". 

Horner también ha reafirmado su buena relación con Max Verstappen y su padre, Jos: "Estuve con Jos y Max en Silverstone hace un par de días. Max está muy enfocado en su trabajo. Me ha apoyado mucho y tengo muchas ganas de trabajar con él durante esta temporada". 

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Durante los últimos días, el medio neerlandés De Telegraaf afirmó que Horner ofreció 760.000 euros a la trabajadora para que el ya conocido como Horner-gate no saliera a la luz, aunque ella lo habría rechazado. 

La Fórmula 1 y Ford, futuro motorista de Red Bull, presionan para que la investigación se resuelva lo antes posible, lo que permitirá determinar el futuro de Christian Horner.