El Barça se impuso en su visita a la UD Las Palmas (1-2) en otro partido que dejó más sombras que luces pese a sumar los tres puntos. Los locales cuajaron un encuentro más serio y comprometido frente a un conjunto culé que sigue siendo incapaz de generar las ocasiones necesarias y sin ser contundente en su área, pero que tuvo la fortuna de cara para remontar el encuentro con un gol de carambola de Ferran y un penalti en el tiempo de descuento. Victoria balsámica, pero que maquilla y esconde las múltiples carencias del equipo catalán.
El primer tiempo comenzó y transcurrió sin demasiadas sorpresas ni sobresaltos. Ambos equipos salieron a pelear la posesión, santo y seña de sus ideas y filosofías de juego y del libreto de dos técnicos criados desde jugadores en La Masía. Xavi Hernández llegaba al Estadio de Gran Canaria inmerso en plena crisis de juego y resultados y con ganas de reivindicarse, pero Francisco García Pimienta tenía en mente su pequeña venganza personal contra el Barça y contra Joan Laporta, responsable de su salida de las categorías inferiores culés en 2021.
Fue el ahora técnico del conjunto canario el que se llevó el gato al agua en el primer periodo. Sabía que robarle el balón al Barça era harto complicado, así que lo compensó con mucha intensidad de sus pupilos sobre el césped, apretando en la presión, defendiendo muy adelantados, y combinando con velocidad. Tuvieron menos posesión que de costumbre, pero tenían las ideas muy claras para contrarrestar ese déficit.
Así llegó el 1-0, obra de dos ex barcelonistas que ya coincidieron en la cantera con su actual entrenador. Sandro, cambiado a la banda derecha, metió un centro raso que no aparentaba excesivo peligro, pero que se encontró a la carrera al hispano-marrroquí Munir para empujarla a las redes antes de chocar con Iñaki Peña, que salió sin cuidado de su portería.
El Barça acusó el gol y la lesión de Cancelo, y deambuló por el terreno de juego con la bola pero sin generar nada de peligro, en la tónica habitual de los blaugrana en los últimos dos meses. Estaban superados, sin creatividad para dar salida a la posesión. De hecho, fue la UD la que contó con alguna ocasión más de Sandro para aumentar la ventaja, siempre jugando con criterio y con mucha personalidad.
Tras el descanso, el Barça intentó reaccionar y acabó llevándose una victoria que no merecía por juego ni por convicción. El tanto de la igualada fue de Ferran tras recoger un despeje de la zaga canaria que se estrelló en la cara de un compañero y rebotó después en un bosque de piernas dentro del área.
Fue la única ocasión que generó el Barça en toda la segunda parte, y el primer disparo para ellos en todo el encuentro. Pasaban los minutos con alguna ocasión de peligro, pero con demasiada espesura en la medular, y Xavi apostó por hacer debutar a un Vitor Roque que pasó desapercibido en su primera noche como culé.
Entraba el partido ya en el descuento cuando Sinkgraven decidió empujar a Gundogan en el área en pleno salto para desequilibrarle y evitar su remate, ganándose la expulsión directa y cediendo el gol al centrocampista alemán desde el punto de penalti. Una pena máxima muy polémica por la levedad del contacto, que hizo rabiar a los jugadores de Las Palmas.
Como fuese, el Barça sobrevivió a otro partido para el olvido que enmascara su crisis y la prolongará una semana más. Ganaron, pero no convencieron, y siguen teniendo graves problemas para defender y para atacar que siguen lastrando la confianza en Xavi y en el proyecto.
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