El Valencia deja tocado al Barça, le roba dos puntos y profundiza la crisis de Xavi

  • El conjunto culé no pudo pasar del empate pese a gozar de más ocasiones y de adelantarse gracias a Joao Félix.
Hugo Guillamón celebra su gol por la escuadra al Barça.
Hugo Guillamón celebra su gol por la escuadra al Barça.
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Hugo Guillamón celebra su gol por la escuadra al Barça.

El Barça no levanta cabeza, e incluso en un encuentro donde fue netamente superior, tuvo que conformarse con un empate (1-1) ante el Valencia en Mestalla que prolonga su pésima racha de resultados y agrava la crisis de confianza en la plantilla y en el planteamiento, con un Xavi Hernández cada vez más cuestionado.

LaLiga, a falta de lo que hagan el domingo Girona y Real Madrid, comienza a escaparse indefectiblemente para el conjunto culé. Eso era lo que querían evitar a toda costa, pero ni el escenario era sencillo, ni la dinámica la adecuada. Las derrotas ante el vecino catalán en casa y contra el Amberes han mermado la moral blaugrana y han pesado tanto que parecen haber desviado el punto de mira de sus delanteros, porque bien pudieron merecer la victoria.

Con merecer no basta, y menos si el equipo se empeña en repetir los errores más recientes. Minuto uno, y Yaremchuk girándose en el área del Barça con espacio de sobra para poner en un aprieto a Iñaki Peña. No fue gol, pero bien podría haberlo sido como el pasado miércoles en Bélgica, y los fantasma comenzaron a acechar a los visitantes.

La primera parte, a partir del susto inicial, fue un intercambio de golpes en el que el Valencia creó peligro mientras le duró la gasolina pero no definió, mientras el Barça correspondió con situaciones medianamente claras en las que Lewandowski no tuvo fortuna. Aun así, el polaco estuvo bastante mejor que en anteriores compromisos, como la mayoría de sus compañeros.

El empate reinaba en el marcador al descanso, pero el Valencia no pudo repostar lo que le habría gustado y salió demasiado flojo. El Barça olió sangre, aunque tuvo que ser una genialidad de De Jong la que abriese las aguas de la zaga ché. Se inventó el neerlandés un pase profundo con el exterior que encontró en carrera a Raphinha, para que el brasileño simplemente sirviese en bandeja de plata el tanto a Joao Félix.

El portugués, con Mamardashvili totalmente fuera de su arco, sólo tuvo que empujarla. Pudo ser por la sencillez del gol, aunque probablemente fuese más por la delicada situación que atraviesa el equipo azulgrana, pero el caso es que Joao Félix apenas celebró la diana. Sólo el cariño de sus compañeros pudo arrancarle una sonrisa, pero se notaba que hacía falta mucho más para olvidar los últimos batacazos.

Se las prometía muy felices el Barça con la ventaja, sobre todo porque Raphinha seguía teniendo ocasiones. De hecho, daba la sensación en Mestalla de que llegaría antes el segundo culé que el empate local. La grada había enmudecido por momentos tras el gol, helada y petrificada, pero el Valencia de Rubén Baraja y sus canteranos tiene un gen competitivo que le hace no rendirse nunca. Eso es innegociable.

Y por eso siguieron insistiendo, sin mucha precisión, pero esa falta de eficacia les brindó el gol del empate. No quiere decir que no tuviese mérito; justo lo contrario. Pero es cierto que la jugada se originó por un centro rebotado al cielo de la ciudad del Turia que llovió sobre la frontal blaugrana. Ni Araújo ni Koundé acertaron a despejar, pero los delanteros ché tampoco controlaron el esférico.

Llegando desde atrás y en su primera titularidad del año, el que fuese internacional por España el año pasado, Hugo Guillamón, se vistió de héroe. Domesticó la bola, la bajó al piso, y sin opciones de pase penetró hasta la medialuna del área para soltar uno de esos disparos inalcanzables para ningún arquero. Quitó las telarañas de la escuadra, y le quitó el cansancio y las dudas de golpe a sus compañeros.

Se las mandó de un patadón al Barça, que entró en pánico y comenzó a volcarse sin cuidado sobre la meta valencianista. No sufrió más porque su oponente ya había tenido suficiente, era suficiente botín. No para los catalanes, que tuvieron que lamentar dobles y triples ocasiones falladas por centímetros, en especial un segundo disparo de Raphinha que el recién entrado Yarek sacó bajo palos.

Al final, sin importar cómo, el Valencia brindó un punto a su afición que sabe a victoria por la entidad del rival y por los objetivos realistas de un equipo que se mantiene en media tabla. Más arriba, pero ya quizá demasiado lejos, el Barça naufragado vaga en tierra de nadie. No aprovechó el tropiezo del Atleti, y tampoco pudo sellar una victoria que se le escapó como agua entre las manos, profundizando en los mismos defectos y poniendo contra la espada y la pared a Xavi Hernández.

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Valencia - Barça, en directo: goles, resultado y última hora de LaLiga
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