Con la inminente confirmación de una carrera de Fórmula 1 en Madrid en 2026, la capital española ha entrado en disputa con Barcelona para asegurarse el puesto de sede anual del Gran Premio de España.
La fecha es un factor de gran importancia, pues es el año en el que la Fórmula 1 introducirá sus nuevos reglajes, con una aerodinámica totalmente nueva y un enfoque especial en la energía eléctrica. Si Fernando Alonso renueva con Aston Martin más allá de 2024, un contrato de al menos dos años que le permita competir con los nuevos monoplazas sería lo más esperado.
Cada año que pase, la estancia del asturiano en el Gran Circo es más improbable, y la enorme popularidad del bicampeón es un factor clave para la celebración de un Gran Premio en España. Alonso, desde el punto de vista de los promotores, será el principal tirón comercial de una carrera ya sea en Madrid o Barcelona.
A priori, en 2026 podrían celebrarse ambos eventos, pero el final del contrato del Circuit de Barcelona-Catalunya ese año y la reticencia de la Fórmula 1 a celebrar varios eventos en un mismo país, bajo contadas y lucrativas excepciones como los tres Grandes Premios celebrados en Estados Unidos en 2023, son las grandes amenazas para Barcelona como sede del GP de España, como lleva siendo desde 1991.
Desde Barcelona no quieren perder su estrecha relación con la Fórmula 1, por lo que una de las opciones es la alternancia para evitar una subasta por el contrato, dado que podría suponer un movimiento político arriesgado y que la Generalitat asume que no podrían hacer frente a un conglomerado privado sin aportar, al menos, 50 ó 60 millones de euros anuales.
Por parte de Madrid, el principal escollo es la construcción y homologación del trazado frente a la FIA (Federación Internacional de Automovilismo y la FOM (Formula 1 Management), y será la Real Federación Española de Automovilismo la que deba sustentar el proyecto, del cual aún no hay una petición oficial de fecha concreta, ni tampoco de la homologación del trazado.
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