Botas negras, con rayas blancas y una lengüeta roja, lucía Bellingham en su última exhibición de blanco en la victoria blanca ante el Nápoles (4-2). Unas botas legendarias —las mismas que lució Zinedine Zidane el día que hizo nueve veces campeón de Europa al Madrid— para un futbolista llamado a convertirse en leyenda. Porque Jude no ha dejado de asombrar al mundo y pulverizar registros desde que aterrizase en la capital.
Para el último no ha tenido que batir a nadie, porque ha sido el primero en conseguirlo: es el primer madridista de la historia que marca en sus cuatro primeros encuentros (cuatro goles) en la Copa de Europa. Una marca a la que solo otro nombre se acerca: un tal Cristiano Ronaldo anotó seis goles en sus primeros cuatro partidos europeos de blanco, aunque con un 'pero', pues no vio puerta en el tercero.
El tanto que el inglés le hizo al Nápoles, el segundo en el marcador para los madridistas, fue su decimoquinto gol este curso en 16 partidos oficiales con el Real Madrid, lo que le convierte en el mejor debutante de la historia del conjunto merengue. Aunque eso ya lo era desde este pasado domingo tras marcarle al Cádiz y superar a Cristiano, Di Stéfano y Pruden, que compartían 'récord' con 13 goles.
Sus 15 goles en 16 encuentros superan con creces el mayor registro goleador de su carrera hasta ahora: los 14 que marcó la pasada campaña en 42 partidos con el Borussia Dortmund que le llevaron a ser elegido mejor jugador de la Bundesliga. Y todo, cuando aún ni siquiera ha empezado diciembre.
Ante el Nápoles, el Real Madrid bailó al ritmo de Bellingham: aceleró cuando él aceleró, y descansó cuando él descansó. Fue, junto a Carvajal, el jugador que más ocasiones creó (4), acertó el 100% de los pases largos que intentó y dejó un 93% de pases precisos (solo por detrás del 95% de Kroos, y del 94% de Valverde). Y también estuvo activo en defensa, con cuatro recuperaciones y el 46% de los duelos terrestres ganados.
Jude también ejerció de líder en apartados que no pueden contabilizarse en las estadísticas. Se le vio casi obsesionado con darle un gol a un Joselu negado de cara a portería. Y cuando lo consiguió, empujó al delantero español, que se disculpó con la afición por sus fallos, para que celebrase.
"Cuando uno de nosotros está pasando por un mal momento, es importante apoyarlo. He intentado encontrarle dentro del área y afortunadamente lo he logrado", explicó él mismo tras el partido. "Él siempre lo hace genial, estaba un poco avergonzado por fallar tantas ocasiones, pero es fútbol y tenemos que apoyarle hasta el final", concluyó.
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