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Max Verstappen, tricampeón del mundo: el genio nacido y criado para competir y ganar como una máquina

  • Su vida y trayectoria completas giran en torno al éxito, pero a él no le obsesionan ni le apasionan los récords.
Max Verstappen.
Max Verstappen.
RUDY CAREZZEVOLI
Max Verstappen.

Max Verstappen ya es tres veces campeón del mundo. Las tres consecutivas, yendo a más en términos de rendimiento y madurez en cada una, pasando de desbancar a Lewis Hamilton como monarca absoluto a establecerse como líder primero y después como leyenda absoluta. Ya está en el Olimpo de la Fórmula 1, y comienza a abrirse hueco en el debate del mejor piloto de la historia.

La de Max Emilian Verstappen es una historia de éxito basada en una mentalidad de hierro forjada desde su mismo nacimiento, un 30 de septiembre de 1997 en Hasselt, Países Bajos; y en un talento innato sobrehumano pulido a base de trabajo duro y disciplina. Todo ello, por supuesto, bajo la atenta mirada de su padre, Jos Verstappen.

El progenitor de 'Mad Max' fue piloto del 'Gran Circo' entre 1994 y 2003 en distintas etapas, pero apenas logró dos podios en su trayectoria. Motivado y frustrado a partes iguales, moldeó a su hijo para convertirse en lo que es hoy, optando por una formación estricta para exprimir al máximo el potencial de su vástago. Verstappen padre siguió una fórmula muy distinta a la de otros genios en su formación, como Fernando Alonso, contra el que curiosamente llegó a competir, pero igual o más efectiva viendo ahora los resultados.

Independientemente, el apoyo y la dedicación de su padre y su familia solo son una herramienta más, no la explicación a su éxito. Verstappen ya era de por sí todo lo que debía ser para triunfar: un niño prodigio. Uno, además, que ahora huye de récords y reconocimientos, de halagos y entrevistas, del foco mediático, pero que siempre ha tenido otro atributo indispensable para dominar: la obsesión por ganar.

Todos los genios del automovilismo comparten esas dos características: prodigios técnicos del pilotaje con una obsesión a veces insalubre por la victoria. A ese cóctel, además, Verstappen le ha dado su toque personal, la frialdad y la capacidad de análisis, la automatización de la perfección y una exigencia sin parangón en el paddock. Nunca está contento aunque aplaste a sus oponentes, siempre quiere más, siempre quiere ser mejor.

Solo hay que echar un vistazo a su hoja de servicios en categorías inferiores y karting, donde debutó con apenas siete años en Bélgica. Nada más iniciarse, de inmediato se convirtió en campeón de la Clase Mini del campeonato belga. En 2006, de nuevo campeón al ganar las 21 pruebas. En 2007 ganó en el ligeramente superior Rotax Mini Maxklasse todas las 18 carreras. En 2008, de nuevo en la clase Rotax Mini Max, ganó 16 de 18 carreras. 

Y así podríamos estar horas, porque lo cierto es que arrasó allá donde compitió, desde bien pequeño hasta su llegada a la Fórmula 1, con un dominio muy parecido al que exhibe hoy en día. Ahí fue dónde intervino, en 2014, la escudería Red Bull con una oferta que no podría rechazar. Venían de ser campeones con Sebastian Vettel, pero el alemán se marchaba a Ferrari. Por eso le ofrecieron al neerlandés, al contrario que Mercedes, donde militaban Lewis Hamilton y Nico Rosberg, lo que siempre soñó: un asiento titular en Fórmula 1 para 2015. Sólo un año de espera para comenzar a forjar su leyenda.

Tal era la confianza de Adrian Newey y Christian Horner en su nuevo fichaje, que incluso ese mismo año le dejaron probar un Toro Rosso. Fue en el Gran Premio de Japón, donde reemplazó a Jean-Éric Vergne en el STR9 durante la primera sesión de entrenamientos libres. Con 17 años y tres días de edad, Verstappen ya hacía historia siendo el piloto más joven en la historia del deporte en participar en un fin de semana de carreras de Fórmula. Tanto gustó, además, que volvió a probar el monoplaza en Estados Unidos y Brasil.

Su precocidad no acabaría ahí. En Red Bull sabían que tenían un diamante entre manos, y él estaba motivado al máximo para devolverles toda esa confianza con resultados. Primero fue en Toro Rosso, de nuevo, ya en 2015, dando sus primeros pasos junto a otro piloto joven de la academia austríaca, Carlos Sainz. Y ese año ya deslumbró, porque fue el piloto más joven en iniciar una carrera del Campeonato del Mundo, superando el récord de otro español, Jaime Alguersuari, por dos años.

No contento con ello, logró ser también el piloto más joven en conseguir puntos en la F1, en el Gran Premio de Malasia, acariciando el podio en otras dos carreras y encadenando hasta seis carreras consecutivas puntuando. Había nacido una estrella... aunque los que le conocían ya lo sabían de sobra. Ahora, 48 victorias le contemplan.

Tan meteórico fue su ascenso, que en plena temporada en 2016 Red Bull le llamó para sustituir a Daniil Kvyat, pero esta vez en la escudería principal. Y fue la clara apuesta ganadora, porque en su debut como piloto oficial de Red Bull, se llevó la victoria del Gran Premio de España para pasar a ser el piloto más joven de la historia en ganar una carrera en la Fórmula 1, con 18 años y 228 días. Era la quinta fecha de aquel campeonato, en el que acabó quinto con otros siete podios en su haber.

Sin embargo, le tocó vivir esos primeros años bajo el yugo de Mercedes y Hamilton, lo que seguramente terminó de forjar su carácter y su técnica. Pasó años a la sombra, viviendo además algún episodio más oscuro como aquel choque entre compañeros con Daniel Ricciardo, pero todo ello solo le hizo mejor. De hecho, cada año que pasaba iba escalando algún puesto en la tabla final de pilotos, soñando con desbancar algún día a Hamilton.

Lo que vino después, todos lo recordamos. Una rivalidad de ensueño con el piloto inglés resulta en la última vuelta de la última carrera del año, y el comienzo de un dominio tan aplastante como aquel del imperio al que derrocó. En 2022 ya fue evidente, pero en 2023 ha sido sencillamente incontestable. Ha roto todos los récords, y aunque su monoplaza ayude, ser el piloto con más carreras ganadas en un mismo año, y con más carreras consecutivas también, solo lo logran los elegidos.

Poco más le queda por lograr a un Verstappen que no se ve pilotando más allá de los 30 años. No lo necesita. No lo queda absolutamente nada que demostrar. Es el más joven de la historia en todo: debut, carrera, victoria, podio, vuelta liderada, vuelta rápida, 'Grand Chelem'... Y si quisiera, podría ser directamente el mejor de la historia en todo. Pero ahí reside su grandeza: es tan bueno, que no quiere ni necesita demostrarlo. Simple y llanamente, ama ganar, y seguirá haciéndolo hasta que se canse.

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