El Atlético de Madrid está de vuelta. Después de ganar el pasado domingo al Real Madrid con una gran brillantez, esta vez se llevó el triunfo de una manera distinta, más típica por estilo e historia. Griezmann marcó primero, pero después los colchoneros sufrieron de lo lindo en El Sadar para acabar llevándose los tres puntos ante un Osasuna (0-2) que apretó en la segunda parte y vio cómo le anulaban el empate. ‘Roro’ Riquelme sentenció justo después.

Llegaba el conjunto colchonero a Pamplona cargado de moral tras haber superado con –inmejorable– nota el derbi ante el Real Madrid, con prácticamente el mismo once, con la excepción de Witsel por Savic en la defensa. Y tardó poco en dejar claro que iba a por la victoria para confirmar su buen momento de forma tras los tropiezos ante el Valencia y la Lazio. 

Solo un minuto le hizo falta a los rojiblancos para declarar la guerra a Aitor Fernández, cancerbero rojillo, con un balón al área de Samu Lino para Griezmann. Controló el francés, pero no pudo hacer más que volver a colgarla de espaldas buscando a Morata ante la presión de la defensa.

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Ese fue solo el primer ataque que consiguió trenzar el conjunto madrileño, porque la sensación de peligro en el área rojilla era cada vez mayor. Tuvo una muy clara el excanterano del Real Madrid con un remate de exterior tras un despeje de la defensa pamplonica en un saque de esquina, pero su disparo no terminó de coger efecto.

También tuvo su ocasión Osasuna, combinando desde la izquierda para llevar el balón al centro y dejársela a Torró, todo un experto en los disparos desde fuera del área. El centrocampista buscó la portería de Oblak. Se escuchó al estadio coger aire. Pero su latigazo se marchó fuera lamiendo el palo.

Y cuando los rojillos se animaban, el Atleti les cortó las alas. Griezmann cazó un despeje corto de Aitor a un centro de Lino al que no llegó Morata. Estaba muy escorado, casi pisando línea de fondo, pero no le importó:remate mordido y para dentro. Pudo empatar Mojica con un zapatazo que se estrelló en el palo, pero Osasuna se fue al descanso por detrás.

La segunda parte fue otra historia: el Atleti se vio contra las cuerdas ante un Osasuna que asedió el área de Oblak. Las tuvo de todos los colores el equipo rojillo, pero no acertó hasta un saque de esquina que David García remató para destrozar la red. Tampoco tuvo premio ahí, porque el árbitro apreció una falta en ataque sobre Witsel y lo anuló, lo que acabó derivando en la expulsión de un Jagoba Arrasate fuera de sí tras ver la repetición de la falta.

Eso le dio la vida suficiente al equipo de Simeone para sentenciar el partido. Lo hizo en tres toques: Griezmann, en vertical, para Lino, y el brasileño para la llegada de Riquelme, que regateó al portero y marcó a placer. Con el partido sentenciado, Morata y el Chimy se engancharon en un córner y vieron la segunda amarilla –la primera había llegado en otro pique–. Nada más cambió: los tres puntos se van a la capital.