El Real Madrid sudó, sufrió y desesperó de lo lindo ante el debutante Union Berlin en el Santiago Bernabéu en la jornada inaugural de la UEFA Champions League para ambos equipos, pero se llevó una victoria agónica (1-0) en el descuento con un gol, nuevamente, de Jude Bellingham. El británico simplemente ha nacido para vestir la camiseta blanca, y se empeña en demostrarlo cada vez que puede.

Para llegar a ese momento catártico con la grada merengue tuvieron que pasar, eso sí, 94 interminables minutos de un encuentro que, siendo honestos, fue soporífero. El coliseo blanco implosionó con el gol, uno de esos que entusiasman al respetable de la Castellana tras desatascar un encuentro que se había puesto muy cuesta arriba para ganarlo, haciendo honor al malogrado Juanito. Noventa minuti...

Con viejos conocidos como Robin Gosens o Leonardo Bonucci, el Union Berlin saltó bien plantado al terreno de juego, pero le duró la presión alta lo mismo que la voluntad de ganar. No querían, o más bien no podían, porque el control de la zaga y la medular madridistas fue completo e incontestable. No así su producción ofensiva, exigua, inoperante y muy poco imaginativa.

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En la primera parte, el Madrid acusó una evidente falta de profundidad por banda, y únicamente el islote Joselu parecía capaz de sacar petróleo de la nada. Como no sufrían atrás, la confianza adormeció a los blancos, entre los que destacó para mal la espesura física y mental de Rodrygo y la torpeza a la hora de generar juego de Camavinga y Tchouaméni. Modric, eso sí, tenía claro a lo que había que jugar, pero no era suficiente.

No hubo ocasiones claras en el primer periodo como sí las hubo en el segundo. Quizá la frustración, la desesperación o la impotencia hicieron espabilar al Real Madrid, pero tampoco fue suficiente porque entonces la suerte, el mayor factor diferencial de una competición como la Copa de Europa, se puso en su contra. Primero con Rodrygo y su doble ocasión, primero al palo y después salvada in extremis por Ronnow, el guardameta unionista que cuajó su particular exhibición bajo los focos del Bernabéu, y luego con otro balón de Joselu a la madera.

Las tuvo de todos los colores el canterano madridista, que debutaba por su parte en Champions a sus 33 años, pero no encontró las redes rivales por centímetros en sus múltiples intentos, con la derecha, con la izquierda, de cabeza... Ancelotti recurrió a Kroos, Valverde, Fran García y Brahim, pero nada cambiaba. Consiguieron aumentar la producción ofensiva, pero sin eficacia ninguna cara a puerta.

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Y así se llegó al descuento, con el Madrid absolutamente volcado sobre la portería de los berlineses, que parecían haber reconstruido el infame Muro sobre el césped del feudo madridista con sorprendente buen resultado. Sin embargo, quien la busca la encuentra, y nadie la busca más hoy en día en el mundo del fútbol que Jude Bellingham, alma y espíritu de este Real Madrid desangelado en ataque.

Fue un disparo lejano de Fede Valverde, que topó en su camino a portería con varios defensas alemanes, el que habilitó al inglés en el corazón del área. También andaba por allí Brahim, pero estuvo más vivo Bellingham, que enloqueció e hizo enloquecer a la parroquia blanca tras firmar su sexto gol en seis partidos como madridista. Está predestinado a alcanzar la grandeza vestido de blanco.