Las 36 horas que desbloquearon el caos de la selección femenina: desde la disculpa de Víctor Francos a la fumata blanca al alba

Hace un mes y un día era 20 de agosto de 2023. Aquella tarde, en Sidney, la selección femenina de fútbol se proclamaba campeona del mundo. Una inolvidable postal que termina en la papelera del recuerdo apenas unos minutos después, cuando ya nadie vuelve a hablar de fútbol gracias a Luis Rubiales y un río desbordado de fango.
Hace un mes y un día era 20 de agosto de 2023. Aquella tarde, en Sidney, la selección femenina de fútbol se proclamaba campeona del mundo. Una inolvidable postal que termina en la papelera del recuerdo apenas unos minutos después, cuando ya nadie vuelve a hablar de fútbol gracias a Luis Rubiales y un río desbordado de fango.
Hace un mes y un día era 20 de agosto de 2023. Aquella tarde, en Sidney, la selección femenina de fútbol se proclamaba campeona del mundo. Una inolvidable postal que termina en la papelera del recuerdo apenas unos minutos después, cuando ya nadie vuelve a hablar de fútbol gracias a Luis Rubiales y un río desbordado de fango.
La selección española femenina a su llegada a la concentración en Oliva.
EFE

Hace un mes y un día era 20 de agosto de 2023. Aquella tarde, en Sidney, la selección femenina de fútbol se proclamaba campeona del mundo. Una inolvidable postal que termina en la papelera del recuerdo apenas unos minutos después, cuando ya nadie vuelve a hablar de fútbol gracias a Luis Rubiales y un río desbordado de fango. 

Desde entonces, cada día fue un terremoto, con réplicas que fueron creciendo en intensidad y titulares cada vez más gruesos a las 24 horas siguientes. Las hartísimas jugadoras españolas anunciaron un órdago con cartas: querían un cambio de verdad, no más promesas vacías. La lista negra estaba escrita, con nombres, apellidos y cargos. Era el paso previo para sentarse a hablar. Y por escrito.

Y llega la tarde del 18 de septiembre, con Montse Tomé en la rueda de prensa de su presentación como nueva seleccionadora, ofreciendo una lista de convocadas con casi todas las campeonas del mundo e, incluso, Patri Guijarro y Mapi León, dos de las jugadoras de aquel grupo de las 15 que se rebeló contra Jorge Vilda. Ellas fueron las únicas que siguieron adelante en sus intenciones y rechazaron acudir al Mundial. Tomé, bombardeada desde el foso de los periodistas, no puede estar más incómoda en sus respuestas y desliza que ninguna jugadora le ha informado de que no quiera ser convocada. Se inicia entonces la batalla final de esta guerra, en la que surge la figura de un mediador, que en conflictos bélicos siempre los hubo: aquí es Víctor Francos, secretario de Estado para el Deporte. Extraño verlo en un cargo de este tipo, pero él se remanga.

Las 36 horas que siguen, descritas a continuación y relatadas por varias fuentes muy cercanas al escenario, suceden tal que así.

En el Consejo Superior de Deportes están literalmente "alucinando" la tarde del lunes. Han escuchado la rueda de prensa de Tomé y el teléfono no ha parado de sonar desde entonces. Víctor Francos llama a varias jugadoras de fútbol entrada la noche para ver qué está pasando -a pesos pesados del equipo- y le aseguran que su posición no ha cambiado y que la seleccionadora no dice la verdad. Ellas siguen en sus trece de que no irán convocadas, pero acceden a reunirse con Francos al día siguiente. Esa noche, durante su entrevista en la Ser, el presidente del CSD asegura que "si las jugadoras no se presentan, el Gobierno tendrá que actuar". Patina, aunque de inmediato pone una tirita a ese titular: "Pero la intención del Gobierno es encontrar una solución".

La mañana del martes es un esperpento. Hay jugadoras con billete para Madrid, otras con destino Valencia y el desbarajuste es absoluto. "La Federación no gestiona bien esa situación", aseguran fuentes conocedoras. Las futbolistas que están en la capital, con gesto de funeral y escoltadas por decenas de personas entre periodistas, policía y aficionados, ponen rumbo a la capital del Turia. Apenas hablan Misa Rodríguez y Alexia Putellas para mostrar sus sentimientos. "En ese momento, todas están enfadadísimas, especialmente dos, Mapi y Patri".

A las ocho de la tarde, Víctor Francos llega a Oliva y dos horas después empieza la reunión con las jugadoras, que empieza de una manera curiosa y literal: "Si pensáis que debería haber actuado de una manera diferente os pido perdón, y si tenéis miedo a posibles sanciones por renunciar a la selección, que ese temor desaparezca. No habrá consecuencias". El encuentro comienza bien, aunque las bases para un acuerdo ya se han sentado en llamadas anteriores. "El espíritu de las jugadoras será siempre constructivo, pero no pueden evitar sentirse enfadadas y así lo manifiestan".

Esa primer encuentro termina a la una de la mañana aproximadamente. Se da ¿la casualidad? de que a la hora que Francos deja la reunión para tomarse un descanso, las agencias distribuyen una foto de Pedro Sánchez en Nueva York junto a Infantino, presidente de la FIFA, al que asegura que la candidatura de España, Portugal y Marruecos para organizar el Mundial 2030 es sólida. No, Sánchez y Francos no hablarán esa noche. ¿Y en los horas previas? Silencio de las fuentes.

La noche continúa en Oliva y las reuniones no cesan: las jugadoras se ven las caras con el staff  del equipo y miembros de la Federación (el presidente Pedro Rocha no está entre ellos), poco después se quedan solas para hablar entre ellas y, por último, todas las partes se reúnen para cerrar un acuerdo en el que los compromisos quedan por escrito. La Federación anunciará varios cambios drásticos de manera casi inmediata y el CSD creará una comisión mixta para el seguimiento de todo lo pactado y trabajará para mejorar la política de igualdad de género y seguir avanzando en unas infraestructuras más acordes.

A las cinco de la mañana, con el sol pidiendo paso, se abren las puertas. Hay fumata blanca: finalmente se quedan 21 de las 23 jugadoras convocadas. "Patri y Mapi estaban en una situación muy diferente al resto de compañeras, mucho más sensible, porque ellas ni jugaron el Mundial, por lo que anuncian que se marchan. Pero entre todas hay buen rollo".

Lo que empezó con una disculpa termina en agradecimiento en ambas direcciones. Las jugadoras, satisfechas y cansadas a partes iguales, ponen rumbo a las habitaciones, pues toca entrenar en unas horas. El presidente del CSD duerme unas horas antes de regresar a Madrid a primera hora de la mañana. Y la Federación, comienza a redactar cartas de despido. El Tratado de Oliva ya es un hecho. Que la paz haya llegado... otro. 

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