Alonso y su historia de amor con Singapur: el milagro de 2008, su único 'Grand Chelem' y su última bala para la '33'

  • El AMR23 podría rendir muy bien en una pista donde el bicampeón del mundo sabe lo que es hacer historia.
Fernando Alonso festeja sobre su Renault su primera victoria en Singapur.
Fernando Alonso festeja sobre su Renault su primera victoria en Singapur.
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Fernando Alonso festeja sobre su Renault su primera victoria en Singapur.

El Gran Premio de Singapur se plantea como la última oportunidad realista, aunque tampoco haya tenido muchas, en este Mundial 2023 para que Fernando Alonso vuelva a ganar una carrera de Fórmula 1 10 años después. No le obsesiona ni le agobia la '33', más bien le da una motivación extra, y las curvas del trazado de Marina Bay parece idóneas para lograrla por fin, rompiendo además las rachas de triunfos de Max Verstappen y Red Bull.

En Aston Martin coinciden con esta apreciación, desde el mismo Fernando hasta sus ingenieros más reconocidos, como Mike Krack o Tom McCullough: es ahora o nunca. Le viene como anillo al dedo este circuito al AMR23, y ese es motivo más que suficiente para creer con convicción, porque en esta pista Alonso ya ha demostrado en el pasado de lo que es capaz, del alcance que tienen los milagros que sabe producir al volante de un monoplaza de tanto en tanto.

Si el coche responde, y parece que lo hará, el piloto asturiano tiene herramientas de sobra para ganar. Ya lo hizo en 2008, cuando el McLaren de Lewis Hamilton y el Ferrari con Felipe Massa y Kimi Raikkonen eran tan imparables como el actual Red Bull, en unas condiciones infinitamente menos favorables. Probablemente, el mayor milagro que ha obrado jamás en Fórmula 1. Y también lo hizo en 2010, en la que fue probablemente la mejor defensa de su carrera que le valió para apuntarse su único 'Gran Chelem' hasta ahora.

Un milagro en plena polémica por el 'crashgate'

La carrera de 2008 merece uno o varios artículos aparte. Un libro incluso. Pasaron tantas cosas y tan importantes para la historia reciente del 'Gran Circo' que resulta difícil resumirla sin restarle con ello epicidad o emoción. Era la primera carrera nocturna de la historia, Marina Bay se estrenaba en el Mundial, y Fernando salía decimoquinto (su posición de partida más retrasada para lograr el triunfo) después de no poder rodar en la Q2 por un fallo en la bomba de gasolina de su R28.

No había ganado una sola carrera en todo ese año, el de su regreso a Renault después de la turbulenta temporada en McLaren. La escudería francesa no era la misma que en 2006, había bajado muchos sus prestaciones, pero ahí estaba Alonso manteniendo el pabellón alto, todavía con Flavio Briatore a los mandos desde el muro. Contra todo pronóstico, ganaron. 

Lo hicieron, eso sí, no exentos de polémica. La noche del infame 'crashgate', el asturiano llevaba una estrategia de carrera alternativa al resto de la parrilla. Paró antes que nadie, y entonces su compañero 'Nelsinho' Piquet se estrelló contra el muro en la curva 17. Como no estaba permitido parar bajo 'safety car', cuando todos lo hicieron Alonso se encaramó a la primera plaza y ya no la soltó.

Lo lamentable de todo aquello fue que Piquet, como confesó un año después amparado por la inmunidad de la FIA (tras quedarse sin asiento en Renault), se había estrellado supuestamente a posta para que la escudería gala y Alonso ganasen la carrera. Tanto Pat Symonds como Flavio Briatore, este de por vida, fueron expulsados de la Fórmula 1, pero afortunadamente el piloto español ignoraba por completo lo que había ideado el equipo desde el muro y pudo conservar la victoria.

Sin embargo, el gran perjudicado aquella noche fue Felipe Massa, hasta tal punto que hoy sigue envuelto en un litigio judicial para reclamar como propio el Mundial de 2008. Lo perdió por un solo punto, y lo perdió en Singapur después de un pit-stop desastroso de Ferrari. Acuciado por la prisa, en una época donde todavía se repostaba en las paradas, el brasileño se llevó enganchada la manguera de combustible y perdió cualquier opción de puntuar allí donde había logrado la 'pole'.

Una defensa histórica para un 'Grand Chelem' único

Mucho menos polémica pero igualmente intensa y emocionante fue la victoria de Alonso en Marina Bay en 2010. Por aquel entonces, el debutante piloto de Ferrari estaba enfrascado de lleno en la pelea por el Mundial, solo 21 puntos por debajo de Mark Webber y enzarzado en la batalla también con Lewis Hamilton y Sebastian Vettel. Casi nada.

Y allí fue donde Alonso realizó el primer y único fin de semana perfecto hasta el momento en su carrera, conocido como 'Grand Chelem'. En los entrenamientos libres fue de menos a más, y para la clasificación su velocidad fue suficiente para asegurarle la 'pole'. Al día siguiente, partiendo primero en parrilla, logró defender su posición frente a los incesantes ataques de Vettel, lideró toda la carrera vuelta a vuelta y logró la vuelta rápida. 

Fue una de esas carreras que se convierten en un mano a mano histórico entre dos genios absolutos. Vettel contaba con el mejor coche de la parrilla y con el hambre de la juventud, pero Alonso simplemente fue superior y demostró por qué muchos le consideran el mejor defensor de la historia del automovilismo. No tenía ni el ritmo, ni el coche ni la capacidad para protagonizar esa defensa, pero lo hizo.

Salieron juntos, bailaron entre los muros de Marina Bay, incluso entraron simultáneamente a boxes en la vuelta 30, y acabaron la carrera separados únicamente por 0,293 segundos. Un suspiro para unos, todo un mundo para Vettel y Alonso, que no sabía cuánto más podría haberle aguantado detrás. Unas vueltas antes del final, además, Alonso también fue capaz de sacarse esa vuelta rápida (1:47.976) que le permitió conseguir ese título honorífico del 'Grand Chelem', después de ser acosado permanentemente por el alemán.

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