Encerrada en la iglesia de la Divina Pastora de Motril y bajo una declaración de huelga de hambre: así es cómo Ángeles Béjar, madre de Luis Rubiales, ha afrontado el aluvión de críticas que ha caído sobre el presidente inhabilitado de la Real Federación Española de Fútbol.  

"Están haciendo con mi hijo algo que no se merece", ha señalado Béjar. Algo que, según ella, podría denominarse como una "cacería inhumana y sangrienta". Por ello, ha decidido que su encierro sea "indefinido, de día y noche" hasta que se haga "justicia".

Para ella, el polémico beso que su hijo le dio a Jenni Hermoso, jugadora de la selección de fútbol española, fue consentido. "Que diga la verdad" y que "mantenga la versión que tuvo al principio de los hechos", le ha exigido a la futbolista.

El encierro se habría producido cuando, a la salida del párroco, Béjar se hubiera quedado dentro de la iglesia acompañada por su hermana. Sobre su estado actual, una amiga de la familia ha explicado a Espejo Público que "no para de llorar, de rezar y de pedirle a Dios. Ha llegado al límite".

Una vida humilde

Originaria de Motril y dedicada a la peluquería. Así es la vida de Ángeles Béjar que, tras haberse encontrado con un acto vandálico en su hogar hace apenas dos meses según indicó El Confidencial, ha vuelto a ver su vida envuelta por una polémica centrada en su hijo menor.

Formó su familia con Luis Manuel Rubiales López, un licenciado en Psicología que, tras pasar varios años dedicado a la docencia, regresó su lugar natal, la provincia de Granada.

Una vez allí, se postuló como candidato a la alcaldía por el Partido Socialista y, posteriormente, asumió el cargo de delegado de Empleo de la Junta de Andalucía, también en la región de Granada.