Luis Rubiales dimitirá como presidente de la Federación en la Asamblea de este viernes

Luis Rubiales ha decidido presentar su dimisión como presidente de la Real Federación Española de Fútbol y hacer caso así a las exigencias y advertencias, entre otros, del Gobierno, los clubes profesionales y otras asociaciones.
Luis Rubiales ha decidido presentar su dimisión como presidente de la Real Federación Española de Fútbol y hacer caso así a las exigencias y advertencias, entre otros, del Gobierno, los clubes profesionales y otras asociaciones.
Luis Rubiales ha decidido presentar su dimisión como presidente de la Real Federación Española de Fútbol y hacer caso así a las exigencias y advertencias, entre otros, del Gobierno, los clubes profesionales y otras asociaciones.
Luis Rubiales.
NurPhoto via Getty Images

Después de unos días convulsos e intensos en los que la política, la sociedad y el fútbol españoles se han unido para condenar su comportamiento durante la final del Mundial femenino, en especial el escándalo del beso sin consentimiento a Jennifer Hermoso en la ceremonia de entrega de medallas, Luis Rubiales ha decidido presentar su dimisión como presidente de la Real Federación Española de Fútbol y hacer caso así a las exigencias y advertencias, entre otros, del Gobierno, los clubes profesionales y otras asociaciones. 

Así lo han adelantado múltiples medios de comunicación en la tarde de este jueves, encabezados por la Cadena SER y por COPE, después de una jornada en la que Rubiales ha ido perdiendo los pocos apoyos que le quedaban. De este modo, tras reunirse con su gabinete de asesoría jurídica y con su entorno más cercano, el todavía máximo dirigente de la RFEF ha tomado una decisión que, si bien ha intentado hasta ahora evitar a toda costa, se intuía inevitable desde el principio.

El pasado domingo, España se proclamó campeona del mundo de fútbol femenino por primera vez en su historia, y el presidente de la RFEF perdió los papeles. Además de comportarse de forma impúdica y soez en el palco de autoridades, besó sin su consentimiento a Hermoso tras el encuentro y protagonizó otras tantas escenas inapropiadas con las futbolistas internacionales.

Polémicas y escándalos de Luis Rubiales

Polémicas y escándalos de Luis Rubiales

Lejos de arrepentirse o de ser consciente de su conducta, el máximo dirigente de la Federación intentó restar importancia a lo sucedido. Llegó a insultar a las primeras voces críticas que se alzaron contra su comportamiento, y distribuyó a los medios unas declaraciones ficticias que ponían en boca de Jennifer Hermoso palabras para restar importancia a los hechos.

De forma complementaria, y después de contar con el rechazo de la propia Hermoso y de Ivana Andrés, capitana del combinado nacional, para acompañarle en el clip, Rubiales subió un vídeo de disculpa por el beso que, lejos de ser convincente, terminó de encender la mecha de la controversia. Estaba pidiendo perdón de forma obligada, empleando excusas pobres para reforzar su inocencia.

Una serie de decisiones, a cada cuál más desafortunada, que en cuestión de dos días han dinamitado su puesto como presidente de la RFEF. El propio Rubiales se sentía fuerte y estaba convencido de poder mantener su silla al frente del fútbol español, pero una avalancha imparable de críticas, denuncias y rechazo ha terminado por sepultarle y precipitar el fin de su etapa al frente de la Federación, iniciada en 2018.

Primero fueron las denuncias de Estrada Fernández, Sumar o la Liga F; después las advertencias del Gobierno con Pedro Sánchez a la cabeza y del CSD; y por último la entrada en escena de la FIFA y su expediente sancionador. Ni siquiera la reunión extraordinaria de la Asamblea convocada para el viernes logró apaciguar las aguas, más bien todo lo contrario, con el abandono de las Federaciones territoriales a su presidente y de los clubes profesionales miembros de la Asamblea General de la RFEF. 

Y así, después de unas horas frenéticas en las que se han sucedido las declaraciones de reprobación a su conducta, Luis Rubiales ha decidido claudicar y dejar su puesto haciendo caso a las múltiples voces que se lo exigían, antes de que las consecuencias de resistirse a dimitir (una inhabilitación dura con expulsión de todos los estamentos) fuesen irreversibles. Pero eso sí, siempre en contra de su voluntad, convencido como ya dijo en sus disculpas de que no había hecho nada malo.

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