Fue un final de infarto: España abría el marcador con un buen disparo desde dentro del área. Sin apenas tiempo de dilación, otro balón en el área rival provocaba el empate sueco, mal defendido por España.

Pero cuando el partido parecía destinado ya para la prórroga, llegó un momento histórico que quedará siempre en la retina de la afición española: el balón quedó en la frontal del área y llegó a los pies de Olga Carmona, que ejecutó un disparo de dentro hacia fuera precioso. La meta sueca rozó el balón con la yema de sus guantes pero no pudo evitar que entrara en la red. Era la gloria.

Ya no hubo tiempo para más. Siete minutos de descuento después, el partido llegó a su fin y las jugadoras se fundieron en un emocionado abrazo. La final ya era una realidad.